El fantasma del “golpe de Estado” volvió a América Latina en el 2019, y acechó a la democracia en Bolivia. Todo empezó con las elecciones presidenciales del 20 de octubre, donde Evo Morales ganó los comicios al opositor Carlos Mesa, con unos 10 puntos porcentuales exigidos para evitar la segunda vuelta.
Mesa, que incluso antes de las elecciones denunciaba un fraude electoral, no quería aceptar su derrota. Así que aprovechó la situación para repetir sus alegaciones. Llamó a sus simpatizantes a salir a las calles y a protestar contra el fraude. La violencia estalló en diferentes regiones.
Ante las acusaciones de fraude electoral, Morales advirtió que la derecha buscaba un golpe de Estado. Sin embargo, pidió una auditoría internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA) para que evaluaran el proceso electoral.
En la mañana del 10 de noviembre, la OEA presentó su informe parcial, en el que indicó que hubo irregularidades en el proceso electoral. Morales acató el informe y convocó a nuevas elecciones. Sin embargo, las Fuerzas Armadas y la Policía boliviana obligaron al mandatario a renunciar a su cargo.
Ese mismo día, Evo Morales anunció su dimisión con el objetivo de poner fin a la violencia y lograr la paz social.
El 12 de noviembre, Morales viajó a México, donde permaneció como asilado político, mientras la senadora opositora Jeanine Áñez se autoproclamó presidenta interina de Bolivia, sin quórum en el Parlamento.
El cambio de gobierno, sin embargo, no puso fin al conflicto socio-político del país. Las protestas realizadas por los seguidores de Morales siguieron, y la represión del Ejército y la Policía contra los manifestantes aumentaron. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), al menos 36 personas murieron en los enfrentamientos.
Morales, en una entrevista exclusiva con HispanTV, acusó a EE.UU. de estar detrás del golpe, para apoderarse de las grandes reservas naturales del país.
Morales, que ahora se encuentra en Argentina bajo la condición de refugiado, tendrá una participación activa en el futuro del país andino, ya que ha sido nombrado jefe de la campaña electoral del partido Movimiento al Socialismo (MAS) para las próximas elecciones presidenciales, cuya fecha aún se desconoce.
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