El pronunciamiento de ambos grupos internacionales refiere a la tregua anunciada el miércoles por parte del gobierno libio reconocido por la ONU, tras comenzar a controlar la situación en Trípoli, donde se registraron tres días de enfrentamientos violentos entre las fuerzas leales al primer ministro Abdul Hamid Dbeibé y las milicias rivales, que dejaron al menos 12 muertos y decenas de heridos.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, instó el jueves a todas las partes a tomar medidas urgentes para consolidar el alto el fuego y les pidió que “entablen un diálogo serio y de buena fe para abordar las causas profundas del conflicto”.
“La rápida naturaleza de la escalada, que atrajo a grupos armados de fuera de la ciudad y sometió a barrios densamente poblados a fuego de artillería pesada, fue alarmante”, manifestó el portavoz de Guterres en un comunicado en el que el secretario general recuerda a todas las partes su obligación de proteger a los civiles.
Por su parte, Nicola Orlando, embajador de la Unión Europea (UE) en Libia, tras su encuentro con el presidente del Consejo Presidencial libio, Mohamed Menfi, subrayó el apoyo completo de los Veintisiete a los esfuerzos urgentes para mantener el alto el fuego, además de impedir más amenazas contra civiles o infraestructuras.
Orlando también tuvo otra reunión con Abdullah Al Lafi, miembro del Consejo Presidencial, donde ambas partes coinciden en que la crisis actual “debe conducir urgentemente a un proceso político inclusivo que restaure la legitimidad de las instituciones mediante elecciones nacionales” con el apoyo de la misión de la ONU (UNSMIL), adelantó.
De hecho, según medios locales, las milicias rivales intercambiaron disparos en Trípoli, apenas horas después de haberse declarado una tregua tras los combates más intensos registrados en años. Los enfrentamientos estallaron el lunes luego de que mataran al líder de un poderoso grupo armado que ha sido acusado de cometer graves violaciones contra los derechos humanos en los centros de detención de migrantes de Libia.
Después de la intervención occidental en Libia en 2011, respaldada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y del subsiguiente vacío de poder creado con la caída de Muamar Gadafi, dos gobiernos rivales y grupos armados compiten por el control de los recursos naturales del país magrebí. Uno de los gobiernos, reconocido por la ONU, está en Trípoli y es liderado por el primer ministro, Abdul Hamid Dbeibé; mientras que el gobierno rival en el este del país está controlado por Jalifa Haftar y su llamado Ejército Nacional Libio.
ncl