Cámara al Hombro - Migrantes africanos estancados en la frontera de Costa Rica y Nicaragua

Cientos de migrantes, que en su mayoría dicen ser africanos, se encuentran varados en la frontera de Costa Rica-Nicaragua.

El Gobierno nicaragüense impide el paso de esas personas como una forma enfrentar la migración ilegal.  Unos 2500 migrantes africanos y haitianos están varados a un kilómetro del puesto fronterizo de Peñas Blancas, en territorio costarricense, sin poder avanzar hacia Nicaragua y luego dirigirse a Honduras, con rumbo a los Estados Unidos.

Los migrantes están en champas y casas improvisadas. Su situación, según dicen, es crítica. Hambre, sed, las inclemencias del sol y la lluvia así como enfermedades forman parte de su día a día.

Los migrantes piden al Gobierno de Nicaragua que abra la frontera para que ellos puedan continuar su trayecto y confían en que pronto el presidente Daniel Ortega les permitirá el paso.

Lo más dramático que enfrentan los migrantes ha ocurrido en los puntos ciegos. Su situación los ha obligado a contratar a traficantes de personas para cruzar Nicaragua. Hace unos meses, al menos diez ciudadanos africanos murieron en las aguas del río Sapoá, al sur del país, y sus cuerpos aparecieron en el Gran Lago de Nicaragua.

Para llegar a la frontera de Peñas Blancas, los migrantes africanos salieron de sus países en barco o avión hasta tocar tierra en el continente americano. En su intento por pasar la frontera, los migrantes se han enfrentado a los oficiales de Policía de Costa Rica, quienes mantienen custodiada la zona donde se encuentra el albergue improvisado.

Desde Nicaragua, se han realizado algunas marchas en apoyo a los migrantes africanos. La Policía y el Ejército de Nicaragua mantienen resguardada la frontera. Algunos migrantes lograron entrar a suelo nacional donde las autoridades los han capturado y traslado nuevamente a Costa Rica.

Las organizaciones de migrantes de Nicaragua esperan que en las próximas semanas se conforme una comisión regional para encontrar una solución a este conflicto.

Moisés Mercado, Managua.

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