El director del Hospital de Campaña de Al-Zabadani (en las afueras de Damasco, capital), Omar Burhan, explicó el sábado que en su centro sanitario solo atendieron cuatro casos de intoxicación, pero que en Madaya unas 200 personas recibieron tratamiento la semana pasada por este motivo.
Burhan señaló que en Al-Zabadani no se ha registrado ningún caso grave y que la mayoría de los atendidos eran niños, al igual que en Madaya.
El jueves, la Red Siria de Derechos Humanos (SNHR, por sus siglas en inglés) reveló que las galletas caducadas fueron distribuidas el 20 de octubre y que tras su reparto unos 200 residentes de Madaya y Al-Zabadani acudieron a hospitales con síntomas de intoxicación, como diarrea, vómitos, dolor de estómago y fiebre.

La SNHR apuntó en un comunicado que las galletas, de fabricación italiana, llevaban caducadas desde septiembre de 2015, y que podrían haber sido almacenadas en condiciones precarias porque estaban mohosas.
Por ello, la SNHR hizo un llamamiento a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que investigue estos hechos con el fin de que los responsables rindan cuentas, e informe a los sirios del resultado de las pesquisas.
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