Según el relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre los derechos humanos de los desplazados internos, Chaloka Beyani, miles de personas siguen viviendo en chabolas sin electricidad ni agua casi dos años después.
Muchos de los supervivientes han tenido que trasladarse a centros de evacuación hasta en tres ocasiones, desde el paso del tifón en 2013, y las frágiles viviendas los hace vulnerables a futuros desastres de este tipo, indicó Beyani.
Mientras el Gobierno es digno de elogios respecto a sus respuestas inmediatas, sus acciones para garantizar soluciones duraderas para los desplazados internos siguen siendo insuficientes hasta la fecha", agregó Beyani en un comunicado publicado en la página Web de la ONU.
"Mientras que el Gobierno es digno de elogios respecto a sus respuestas inmediatas, sus acciones para garantizar soluciones duraderas para los desplazados internos siguen siendo insuficientes hasta la fecha", agregó Beyani en un comunicado publicado en la página Web de la ONU.

Beyani visitó Filipinas a finales de julio para comprobar cómo el Gobierno gestionaba la situación de los desplazados por el Haiyan y por los combates entre militares y rebeldes en el sur.
Las chabolas, aparte de incumplir las normas de seguridad, dejan a las mujeres y niñas vulnerables a eventuales abusos sexuales, aseguró el responsable de la ONU, para quien los supervivientes del tifón carecen de "privacidad" en estas viviendas.
En noviembre de 2013 el tifón Haiyan, uno de los más potentes de la historia moderna en el sudeste asiático, golpeó duramente a Filipinas, dejando un balance de 7500 muertos o desaparecidos
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