Han pasado dos años del injusto embargo impuesto por las organizaciones terroristas contra las localidades de Kafarya y Al-Foa en el campo de Idlib, sin ningún cambio en el escenario, que se caracteriza por la caída de miles de cohetes contra ambas zonas, un asesinato sistemático de la población civil y un cerco asfixiante que conllevó una hambruna en las dos localidades.
Los depósitos de agua no quedaron a salvo de los ataques terroristas que dejaron también fuera de servicio del suministro de agua en la zona.
Con el comienzo del tercer año de embargo, la situación humanitaria en Kafarya y Al-Foa ha empeorado desde que el único hospital que ofrece atención médica a los heridos y enfermos quedó fuera de servicio, debido a un ataque con cohetes que lo ha convertido en una sala subterránea separada por paneles de madera y cobijas. Los casos urgentes y la cifra de heridos están en aumento por la falta de medicamentos y combustible necesarios para las instalaciones médicas.
Asimismo, los grupos terroristas frustraron este año el acuerdo sobre los barrios del este de Alepo que estipula la salida de cuatro mil personas de Kafarya y Al-Foa, en su mayoría enfermos y heridos. Sin embargo, el acuerdo no se completó y los autobuses quedaron atrapados con sus conductores dentro de ambas localidades esperando la ruptura del cerco.
Dos años han pasado de este injusto embargo que superó todos los límites humanos ante un silencio de cómplice de la comunidad internacional. Los habitantes de Kafarya y Al-Foa expresan su esperanza de que el Ejército sirio levante este bloqueo y ponga fin a su sufrimiento.
Bashar Barazi, Damasco.
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