• Instalaciones de Rusia en el Ártico.
Publicada: viernes, 25 de diciembre de 2020 14:07

Moscú reabre su laboratorio antiguo que había sido abandonado hace más de 20 años y que utilizaba para probar armas en condiciones extremas como las del Ártico.

Después de 29 años, Rusia anunció el jueves la reapertura de su antiguo laboratorio, creado durante la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) que se dedicaba a la prueba de armas que pudieran ser utilizadas en condiciones climáticas difíciles, como las del Ártico o los desiertos.

“Los especialistas lograron restaurar una tecnología de prueba única que había sido perdida”, indicó el jefe del Instituto Central de Investigación Científica para la Ingeniería de Máquinas de Precisión, con sede en el oblast de Moscú (la capital) Serguéi Karasev, recoge la agencia de noticias RIA Novosti.

Según los responsables del laboratorio, a partir de ahora, llevarán a cabo pruebas de disparo de armas pequeñas, lanzagranadas especiales y armas de cañón de pequeño calibre (de hasta 30 milímetros).

 

Es más, el laboratorio ahora puede probar armas pequeñas, así como lanzagranadas especiales y municiones de cañón pequeño a temperaturas de entre menos 60 y más 60 grados Celsius.

Tras el derrumbe de la URSS en 1991, al no recibir financiamiento y otras razones, dicho laboratorio cayó en mal estado y, desde entonces, solo algunas tareas de restauración se han llevado a cabo en esta zona.

Esta histórica reapertura se realizó en medio de un impulso de Rusia para aumentar sus defensas en la región rica en recursos frente a las crecientes provocaciones militares a lo largo de sus fronteras occidentales, llevadas a cabo principalmente por Estados Unidos y sus aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

En marzo, el presidente ruso, Vladimir Putin, firmó un decreto para “aumentar las capacidades de combate” de sus fuerzas militares en el Ártico y “garantizar la seguridad nacional” de Rusia así como preservar la paz y la estabilidad en dicha región.

En los últimos años, se ha intensificado la competencia entre Estados Unidos y Rusia para dominar el Ártico. Washington ha expresado su preocupación por la creciente influencia de Moscú en la zona.

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