“Rusia, al proponer la extensión del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas [START III, por sus siglas en inglés] por un año, además está dispuesta a asumir, junto a EE.UU., el compromiso político de congelar también por un año el número de ojivas nucleares que acumulan los dos países”, ha comunicado este martes la Cancillería de Rusia.
La nota subraya que la propuesta del congelamiento no debe ir acompañada de condiciones adicionales de EE.UU., pues ofrece la oportunidad de continuar las negociaciones sobre el futuro control de los misiles nucleares y estudiar todos los aspectos influyentes en la estabilidad estratégica.
El Departamento estadounidense de Estado ha celebrado la luz verde que ha dado Rusia para abordar el tema de la prorrogación del tratado Nuevo Start, que expirará en febrero de 2021 y fue sellado en 2010 durante las Administraciones de los expresidentes de EE.UU. y Rusia, Barack Obama y Dmitri Medvédev, respectivamente.
“EE.UU. está preparado para reunirse de inmediato, para finalizar un acuerdo verificable. Esperamos que Rusia autorice a sus diplomáticos a hacer lo mismo”, ha señalado este martes la portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Morgan Ortagus.
El pasado viernes, el presidente ruso, Vladimir Putin, propuso extender el acuerdo actual por al menos un año, pero “sin condiciones”; sin embargo, Moscú no recibió una respuesta oficial por parte de las autoridades de EE.UU. en ese sentido.
La Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, ha estado insistiendo, sin éxito alguno, en que China también entre en el acuerdo START III, pero, con las elecciones estadounidenses a las puertas, se ha mostrado dispuesta a mantener el tratado, en gran parte, como está por ahora.
Al respecto, el negociador norteamericano Marshall Billingslea sostuvo el pasado martes que todo lo que se acuerde con los rusos debería enmarcarse y formatearse de tal manera que permita extender ese acuerdo a los chinos cuando finalmente sean conducidos a la mesa de negociaciones.
Washington ya se había retirado de un acuerdo de control de armas atómicas que tenía con Moscú. Fue en febrero de 2019 cuando anunció su salida del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés), suscrito en 1987 con la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), tras acusar a Moscú de violar los términos del mismo.
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