El canciller ruso ha informado este martes que su país está conversando con los miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) para aclarar las actividades militares y microbianas de EE.UU. en varias regiones, incluso cerca de las fronteras con Rusia.
En la rueda de prensa celebrada tras una reunión del Consejo de la OTSC, Lavrov ha declarado que existe una demanda para que el organismo responda a tales amenazas –como es el caso del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19–, con el objetivo de garantizar la salud y el bienestar de los ciudadanos rusos.
En este sentido, el jefe de la Diplomacia rusa ha asegurado que la OTSC busca medidas paritarias para “desarrollar la cooperación en el campo de la seguridad biológica”.
“(La estrategia de) la Seguridad Colectiva hasta el año 2025, aprobada por los miembros de la OTSC, hace un llamado a los cancilleres de estos países para que tomen medidas conjuntas para fortalecer las leyes relacionadas con el Tratado de Armas Biológicas”, ha aseverado Lavrov.
Rusia asumió la presidencia de la OTSC en noviembre de 2019. Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán formaron la alianza en 1992 para defenderse de amenazas comunes. Rusia ha hecho esfuerzos para aumentar la seguridad de la información y contrarrestar la guerra híbrida como una prioridad de su agenda de un año.
El 18 de abril de este año en curso, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, declaró que Rusia estaba al tanto de la propuesta estadounidense a Georgia de ampliar investigaciones militares en el Laboratorio Richard Lugar, cerca de Tiflis, la capital georgiana.
“Según la información disponible, altos representantes del Pentágono (Departamento de Defensa de EE.UU.) visitaron recientemente (el laboratorio) y propusieron a las autoridades georgianas ampliar el abanico de las investigaciones realizadas”, afirmó en su día Zajárova.
La vocera rusa enfatizó, asimismo, que no se podía descartar la hipótesis de que en ese tipo de “laboratorios en terceros países” los estadounidenses realicen la labor de “crear y modificar varios patógenos de enfermedades peligrosas”, incluso para objetivos militares.
De igual modo, afirmó que no se podía ignorar el hecho de que la infraestructura con potencial biológico peligroso “fue creada por los estadounidenses” muy cerca de la frontera rusa.
Varios expertos en el campo de la salud han asegurado que el nuevo coronavirus se originó en un laboratorio estadounidense, en alusión a la gran cantidad de laboratorios militares que el Pentágono tiene en todo el mundo.
Al respecto, en un artículo de investigación titulado “Las armas biológicas del Pentágono”, publicado el 14 de junio de 2019, la conocida periodista de investigación búlgara Dilyana Gaytandzhieva indicó que el Ejército de EE.UU. produce regularmente virus mortales, bacterias y toxinas, violando directamente la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas (Biológicas) y Toxínicas.
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