“En las últimas dos semanas de enero se detectaron más de 1000 ataques [terroristas]. Ya son centenares de militares y civiles sirios muertos y heridos fuera de la zona de distensión. Trágicamente fallecieron especialistas militares rusos y turcos”, según el comunicado emitido este jueves por la Cartera rusa.
Tras advertir de que la tensión ha sido intensificada en Idlib, último bastión de los terroristas en el noroeste del país árabe, el texto añade que el grupo terrorista Frente Al-Nusra (autodenominado Frente Fath Al-Sham) continúa los intentos de atacar la base aérea rusa de Hmeymim “con drones de combate”.
La Cancillería también ha subrayado que no se puede permitir que los extremistas se refuercen en Idlib, reiterando la necesidad de que el Ejército sirio reaccione para proteger a centenares y miles de sirios ante el desenfreno terrorista.
Moscú también ha hecho hincapié en que la tregua declarada en Idlib no puede aplicase a los terroristas tal y como lo estipula de manera explícita el párrafo 8 de la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU).
Rusia y Turquía acordaron en septiembre de 2018 crear en Idlib una zona desmilitarizada de 20 kilómetros entre el Ejército sirio y los grupos armados, pero las bandas extremistas, apoyadas por Ankara, siguen fortaleciendo sus posiciones y actualmente vuelven a desplegar en la provincia armas pesadas y dispositivos bélicos que retiraron en aplicación del acuerdo.
En respuesta a los ataques terroristas, el Ejército sirio ha intensificado sus bombardeos contra posiciones y cuarteles de las agrupaciones terroristas en Idlib para acabar definitivamente con la presencia de los extremistas en esta estratégica provincia.
Tanto el Gobierno sirio, presidido por Bashar al-Asad, como Rusia, país que apoya la lucha antiterrorista de Damasco, consideran prioritaria la eliminación de todos los focos terroristas para reinstaurar la paz en Siria.
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