“Claramente existe un intento de obligar a todo el mundo a no cumplir con una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) a fin de lograr el objetivo de estrangular a un solo país”, ha señalado este martes Serguéi Lavrov, criticando la política de presión de EE.UU. hacia Irán.
Washington violó el año pasado la resolución 2231 del CSNU al salirse del acuerdo nuclear de 2015 firmado también por Irán, el Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China.
Desde entonces, la Administración estadounidense ha reimpuesto y agravado todas las sanciones que se habían levantado en virtud del pacto y ha estado castigando o amenazando con escarmentar a los países que siguen cumpliendo la resolución 2231.
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Claramente existe un intento de obligar a todo el mundo a no cumplir con una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) a fin de lograr el objetivo de estrangular a un solo país”, ha señalado el canciller ruso, Serguéi Lavrov, criticando la política de presión de EE.UU. hacia Irán.
Hablando en el Foro Internacional de Lecturas de Primakov, celebrado en Moscú, la capital rusa, Lavrov ha denunciado el régimen de sanciones de EE.UU., calificándolo de un método de competencia desleal que contradice las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Algunos buscan culpar a Irán de posible fallo del acuerdo nuclear
Algunos de los socios occidentales “quieren que Irán se equivoque y dé ciertos pasos que no están en línea con el Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés). Entonces respirarán con tranquilidad y eludirán la responsabilidad (de un eventual fracaso del pacto) con la conciencia tranquila”, ha recalcado el jefe de la Diplomacia rusa.
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“En lo que respecta a las perspectivas de preservar el JCPOA, aquí depende mucho de los europeos”, ha señalado Lavrov, manifestando su esperanza de que Europa esté comprometida con el pacto y la resolución 2231.
Irán, con paciencia, esperó un año para que el resto de los signatarios europeos hiciera algo para contrarrestar las sanciones, pero transcurrido un año seguía sin disfrutar de los beneficios previstos en el pacto y, por tanto, decidió, en reciprocidad, no cumplir con algunos de sus compromisos. De igual modo, en mayo le dio un plazo de 60 días a Europa para que ejecute las responsabilidades adquiridas con Teherán.
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