Tanto Rusia como Venezuela se oponen a las injerencias de otros países en el conflicto entre la oposición y el Gobierno venezolano así como en la crisis de Ucrania, ha declarado el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, en una rueda de prensa tras el encuentro.
Rusia apoya las políticas del Gobierno venezolano, encaminadas a desarrollar un diálogo nacional con la oposición constructiva para que cualquier cuestión que surja, se aborde de manera constitucional sin ninguna interferencia exterior”, asegura Lavrov.
Al calificar de “inadmisibles” los intentos para desestabilizar Venezuela, Lavrov ha enfatizado el apoyo de Rusia a “las políticas del Gobierno del presidente, (Nicolás) Maduro”, encaminadas a “desarrollar un diálogo nacional con la oposición constructiva para que cualquier cuestión que surja, se aborde de manera constitucional sin ninguna interferencia exterior”.
De igual manera, el jefe de la Diplomacia ruso ha considerado a Venezuela como uno de los “socios clave” de Rusia y ha mostrado su satisfacción “por los resultados de las conversaciones” de hoy, que a su juicio, influirán positivamente en el fortalecimiento de sus lazos bilaterales “en todos los aspectos”.
Rusia y Venezuela "tienen coincidencias sobre aspectos clave" de los asuntos exteriores, ha recalcado Lavrov tras agradecer al país bolivariano por su respaldo a Rusia en la resolución del conflicto en Ucrania.

“Abordamos la situación en Ucrania en el contexto general para evitar la violación de los principios del derecho internacional, la injerencia en los asuntos de Estados soberanos, y particularmente prevenir golpes de Estado con el fin de derrocar a Gobiernos legítimos”, ha sentenciado el titular ruso.
Por su parte, la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, luego de denunciar que Moscú y Caracas han sido "víctimas de guerras no convencionales", incluidas las financieras y mediáticas, ha rechazado la aplicación de sanciones unilaterales contra ambos países.
Rodríguez, a su vez, ha mostrado su optimismo para que el bloque BRICS (integrado por Brasil, Rusia, La India, China y Sudáfrica) -al que ha considerado "la esperanza para la humanidad"- contribuya al desarrollo del mundo multipolar y se oponga “a las pretensiones hegemónicas”.
El Gobierno del presidente Maduro se ha enfrentado a una serie de complots. Entre febrero y mayo del año pasado, Caracas (capital venezolana) fue escenario de violentas manifestaciones, incitadas por sectores de la ultraderecha con respaldo extranjero, en particular de EE.UU., con el fin de propiciar un golpe de Estado.

Los intentos desestabilizadores continuaron y en febrero de este año, Maduro arremetió contra Washington por apoyar a la oposición radical venezolana y planificar intentonas golpistas en su contra.
El pasado 9 de marzo, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ordenó la “implementación y ampliación” de las sanciones contra funcionarios venezolanos, además de calificar al país sudamericano de una “amenaza” para la seguridad nacional del territorio norteamericano.
Igualmente, ha impuesto varias rondas de sanciones contra Rusia, acusando a este país de estar detrás de la crisis ucrania (estallada en febrero de 2014). El pasado 11 de mayo, el vicecanciller de Rusia, Serguei Riabkov, tachó de ilógicas las nuevas sanciones de EE.UU. contra su país.
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