Las encuestas indican que la mayoría de la población rechaza tanto al gobierno como a la oposición.
Una estética que recuerda el mítico gobierno revolucionario de Salvador Allende, pero ahora para un apoyo personal a Bachelet y su impreciso programa de reformas, que divide a la propia coalición Nueva Mayoría.
Formalmente, se celebraba la derrota del dictador Augusto Pinochet, en un plebiscito en 1988. Bachelet entró en medio de ovaciones que hace mucho no escuchaba.
Una multitud, tal vez, para un Gobierno que nunca antes convocó a un acto así, pero magro comparado con las grandes manifestaciones sociales de los últimos años.
Alejandro Kirk, Santiago
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