El fiscal le acusa de blanqueo de capitales y fraude fiscal. En el Partido Popular (PP), formación en la que militaba Rato, han marcado distancias.
De figura idolatrada en el seno del PP ha apestado dentro del partido. Rodrigo Rato, exvicepresidente económico con el Gobierno de José María Aznar, exdirector gerente del FMI, ha sido detenido durante varias horas para registrar su domicilio y su despacho profesional.
En el Gobierno, la noticia ha caído como una bomba. A poco más de un mes para las elecciones municipales, el PP intenta desmarcarse de todo lo relacionado con la palabra corrupción.
Esta misma semana se filtraba a la prensa que el exministro estaba siendo investigado por la Agencia Tributaria. Era uno de los 30.000 españoles que habían regularizado su fortuna gracias a la amnistía fiscal del Gobierno de Rajoy en 2012. Dentro de esa lista secreta, 705 de ellos estarían siendo investigados por posible origen ilícito de sus fondos.
Esta investigación se une a la relacionada con Bankia y su presunta salida fraudulenta a Bolsa, cuando Rato era su presidente.
El Gobierno y el PP han querido marcar distancias con Rodrigo Rato. Ya no es un miembro del partido, argumentan, y por lo tanto debe asumir las consecuencias de sus actos. Pero a nadie se le escapa que el caso Rato es una vía de agua en la estrategia del PP de intentar lavar su imagen.
Eduardo López Jamar, Madrid.
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