“La gran influencia de Irán como potencia regional en Irak, Siria, El Líbano y Palestina es indiscutible y debe por ello ser incluido en la coordinación de las actividades multilaterales, en particular en la guerra contra el llamado Estado Islámico [el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe)]”, sitúa como punto de partida de su análisis el periódico cooperativo ecologista alemán.
El “Taz”, como se conoce coloquialmente al diario de izquierda, enumera las fuerzas opuestas a esa participación de Irán: “Israel, Arabia Saudí y otros Estados del Golfo Pérsico” que temen que, según el articulista, “una revalorización de Irán, pondría en peligro su seguridad y sus intereses”.
Añade también a la lista a “los neoconservadores de Estados Unidos”, que “quieren aislar internacionalmente a Irán tanto como sea posible”. Y sin embargo, el diario de tirada nacional reconoce el fracaso de tales intentos y pronostica condiciones cada vez más insostenibles para el aislamiento de Irán: “cuanto más confusa se torna la situación en Oriente Medio y más progresan los radicales(takfiríes) más surge la conciencia de que apenas será posible una solución sin la participación de Irán”.
El editorial recuerda algunas de las numerosas guerras desatadas por las potencias occidentales en Oriente Medio, desde el “apoyo masivo del Occidente” a la guerra que -según reconoce- “Saddam Husein libró contra Irán (1980-1988)” a las invasiones militares de Afganistán e Irak, para reconocer que aun habiendo causado numerosos daños materiales a Irán, han fortalecido el apoyo popular al sistema político iraní.
Reconoce además el éxito de la política iraní de alianzas fundadas en la resistencia al expansionismo occidental aludiendo al apoyo a Siria, al Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano -del que, frente a las difamaciones, apunta que “participa en el gobierno del país y es más fuerte militarmente que el ejército regular”- y a los movimientos de la resistencia palestina: HAMAS y Yihad Islámica.
Señala especialmente el Taz el acierto de Irán en su apoyo al Gobierno de Siria, mientras el Occidente, Turquía, Arabia Saudí y Catar apoyaban en lo financiero y en lo militar a los rebeldes, incluido EIIL y la superación por Irán de los intentos de EE.UU. y sus aliados en Europa, así como el régimen de Israel y los Estados árabes del Golfo Pérsico por derribar el sistema político iraní.
El editorialista alemán admite que las “duras sanciones” y las amenazas con una eventual intervención militar “no eran sólo por la cuestión nuclear, sino más bien por frenar la influencia de la República Islámica”, para acabar reconociendo el fracaso del bloqueo económico y cómo ha acabado siendo “especialmente necesario para EE.UU. cambiar la orientación de su política hacia Irán”.
Concluye el análisis defendiendo la propuesta del ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, de integrar en la lucha contra el grupo takfirí Daesh a Irán, Arabia Saudí y Turquía.
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