“Tenemos buenas relaciones con Rusia y hemos tenido cooperación en materia de defensa desde el pasado, pero nuestra política respecto al conflicto en Ucrania se basa en respetar la integridad territorial de [ambos] países, no enviar armas a las partes involucradas y [pedir] el fin de la guerra y el desplazamiento de personas”, ha subrayado este viernes Hosein Amir Abdolahian durante una llamada telefónica con su homólogo ucraniano, Dmytro Kuleba.
El máximo diplomático persa ha dejado en claro que la República Islámica dada la amarga experiencia de ocho años de la guerra con Irak (1980-88), se opone a la guerra dondequiera que esté, en Ucrania o Yemen.
Ha agregado que la política exterior de Irán es completamente clara y se basa en la oposición a la guerra. “Estamos dispuestos a contribuir al establecimiento de un alto al fuego”, ha enfatizado.
Amir Abdolahian ha reafirmado su voluntad de tener discusiones directas con Ucrania sobre el tema. “Estamos listos para realizar reuniones técnicas con la presencia de expertos militares de ambos países sin necesidad de intermediarios”, ha recalcado.
El jefe de la Diplomacia persa que ha fustigado una y otra vez al Occidente por intentar desprestigiar la imagen de Irán con tales acusaciones sin bases, ha instado a Ucrania a “no dejarse influenciar por algunos políticos europeos radicales”.
Kuleba, por su parte, ha agradecido la posición de Irán de no enviar armas a Rusia para su uso en la guerra de Ucrania, y considerado importante sostener conversaciones entre las delegaciones técnico-militares de los dos países.
El canciller ucraniano ha asegurado también que su país tiene una política exterior independiente y no actúa bajo la influencia de terceros.
Algunos aliados occidentales de Ucrania, con Estados Unidos, Francia y Alemania a la cabeza, han intentado en las últimas semanas sentar a la República Islámica en el banquillo, acusándolo, sin prueba, de suministrar armas, incluidos drones, a Rusia para atacar a su vecino.
Teherán tacha estas acusaciones de guerra psicológica y una campaña de desinformación montadas por Occidente. Moscú, por su parte, ve detrás de todas esas retóricas nuevos intentos de los países occidentales por presionar a Irán.
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