El embajador del Reino Unido en Teherán, Simon Shercliff, fue convocado el sábado para expresarle la protesta de Irán por la “atmósfera hostil creada por los medios de comunicación en lengua persa con sede en Londres” de seguir instigando los disturbios que estallaron en varias ciudades iraníes tras la muerte de Mahsa Amini, ha informado este domingo la Cancillería iraní, a través de un comunicado.
En el encuentro, agrega la nota, se le comunicó al diplomático la enérgica protesta de la República Islámica de Irán al Gobierno británico por albergar a los medios de comunicación, que en los últimos días han priorizado programas dedicados a caldear los ánimos de los iraníes para intensificar la violencia e incitar disturbios.
La declaración continúa enfatizando que tales actos equivalen a una interferencia en los asuntos internos de Irán y violan la soberanía nacional del país persa.
Por su parte, Shercliff aseguró que trasladará de inmediato la protesta a los funcionarios de su respectivo país.
El mismo sábado, fue convocado a la Cancillería persa el embajador de Noruega en Teherán, Sigvald Hauge, para explicar sobre la “postura intervencionista” del presidente del Parlamento del país europeo sobre los asuntos internos de Irán.
En los últimos días, los medios de comunicación occidentales han recurrido a una guerra mediática, dedicando espacios informativos especiales a los disturbios en Irán. En este marco, manipulan las realidades del país como una táctica importante para tergiversar la realidad.
A pesar de que el caso de Mahsa Amini todavía está bajo investigación, medios de comunicación occidentales intentan culpar a los agentes de Policía iraní de su muerte y recurren a manipular la información y realizar montajes de vídeos, en busca de exacerbar a la ciudadanía a salir a las calles, a protestar en contra del Sistema de la República Islámica.
En los últimos cuatro días, las protestas violentas dieron lugar a ataques contra agentes de seguridad y actos de vandalismo contra bienes públicos, incluidas ambulancias y vehículos policiales, dejando al menos 41 muertos y amplio número de daños materiales en diferentes partes del país persa.
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