Las protestas del mes de julio en Panamá lograron condensar el descontento que diversos sectores han venido denunciando hace años en uno de los países con mayor inequidad y peor distribución de riquezas.
Trabajadores, dirigentes comunitarios y miembros de otros movimientos sociales panameños, identifican en la actual coyuntura, un impulso de cara a un proceso constituyente con una participación amplia de la sociedad.
Las protestas devinieron en un diálogo que, durante su primera etapa, ha contado con el intercambio entre autoridades de gobierno y alianzas populares, y está llamado a incorporar nuevos actores del sector productivo y empresarial en los próximos días, apuntando a una nueva fase.
Según observan distintos dirigentes sociales, los funcionarios, gobierno tras gobierno, van representando los intereses del poder económico, mientras colocan en un segundo plano las necesidades básicas y reclamos de la sociedad, y esto dificultaría cambios más profundos en la estructura que señalan como nicho de la actual crisis.
John Alonso, Ciudad de Panamá.
xsh/hnb