Medios israelíes informaron el lunes, citando a un “funcionario israelí” —término que suele referirse a la oficina de Netanyahu—, que el premier israelí “no permitirá un paso seguro para los 200 combatientes” del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) para que regresen desde las zonas de la Franja de Gaza ocupadas por Israel hacia el territorio controlado por el movimiento palestino, a pesar de haber expresado públicamente su apoyo al plan de alto el fuego de 20 puntos propuesto por el presidente estadounidense, Donald Trump.
La declaración se produjo después de que el Canal 12 de noticias reportara que unos 200 combatientes de HAMAS, presuntamente ocultos en los túneles bajo las zonas del sur de Gaza ocupadas por Israel, especialmente en Rafah, podrían obtener un paso seguro hacia las áreas controladas por el movimiento de Resistencia si aceptaban deponer las armas.
Según el informe inicial, fuentes militares israelíes señalaron que dicho paso solo se concedería si el movimiento de Resistencia entregaba más cuerpos de retenidos israelíes fallecidos.
El reporte de Canal 12 desató críticas entre políticos israelíes, lo que llevó al “funcionario israelí” a negar categóricamente que Netanyahu fuera a permitir ese traslado de combatientes palestinos atrapados en Rafah.
“El primer ministro mantiene su postura firme respecto al desarme de HAMAS y a la desmilitarización de la Franja, al tiempo que elimina las amenazas terroristas contra nuestras fuerzas”, afirmó el funcionario.
Antes de la negación oficial, el ministro israelí de finanzas de extrema derecha, Bezalel Smotrich, calificó de “pura locura” el informe inicial sobre un posible paso seguro para los combatientes de la Resistencia, instando a Netanyahu a “detenerlo de inmediato”.
Otro ministro extremista, Itamar Ben Gvir, también se opuso al informe y declaró que exigía que “los 200 terroristas que se encuentran más allá de la ‘Línea Amarilla’ sean asesinados o encarcelados”, en referencia a la línea establecida en el plan de Trump, que se extiende desde el norte de Gaza hasta las afueras de Rafah, en el sur.
Las críticas también llegaron desde la oposición. El líder del partido Azul y Blanco, Benny Gantz, escribió en X: “No debemos permitir que salgan de los túneles y se reorganicen”.
Por su parte, Avigdor Liberman, líder del partido Yisrael Beytenu, calificó el plan de “una locura total de un gobierno débil y bajo presión”, y afirmó que no debía permitirse bajo ninguna circunstancia.
Ese mismo lunes, el ejército israelí anunció haber matado a combatientes que supuestamente habían cruzado la llamada “Línea Amarilla” y “representaban una amenaza inmediata” para las fuerzas apostadas en el sur de la Franja de Gaza.
Los asesinatos ocurrieron mientras “no siempre estaba claro para las tropas sobre el terreno dónde se trazaba exactamente la línea en distintas zonas de Gaza”, informó el diario The Times of Israel.
El 9 de octubre, la fase inicial del plan de alto el fuego de 20 puntos de Trump para Gaza entró en vigor, incluyó un intercambio de prisioneros; sin embargo, las siguientes etapas aún no se han negociado.
El 10 de octubre, las fuerzas israelíes completaron la primera fase de su retirada hasta la “Línea Amarilla”, aunque mantuvieron el control de casi el 58 % de la Franja de Gaza.
El sábado, el Observatorio Euro-Mediterráneo informó que, desde el alto el fuego en Gaza, el 10 de octubre, Israel ha matado en promedio a 10 palestinos cada día.
Desde el inicio de la guerra genocida contra Gaza, el 7 de octubre de 2023, Israel ha matado al menos a 68 865 palestinos y herido a 170 670, antes de que se alcanzara un acuerdo de alto el fuego el mes pasado
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