HAMAS y las facciones palestinas han anunciado su aprobación a la propuesta presentada por los mediadores egipcios y cataríes. El acuerdo contempla la liberación de diez retenidos israelíes vivos y 18 cadáveres y una retirada israelí de mil metros en las zonas norte y este de Gaza, exceptuando Shujaiya y Beit Lahia. Además, la ayuda humanitaria llegaría de manera inmediata y masiva tras la entrada en vigor del acuerdo. En Gaza, la población recibe el anuncio con cautela.
Pero desde el régimen israelí, las reacciones han sido opuestas.
El ministro extremista Itamar Ben-Gvir calificó de derrota cualquier cese de fuego, asegurando que sería “el clamor de una generación” si Netanyahu detiene la guerra. Por su parte, la oficina de Netanyahu insistió en que no aceptaría un acuerdo parcial, si no completo, con las condiciones anunciadas, como es el desarmamiento de la resistencia palestina.
Mientras tanto, los mediadores egipcios y cataríes intensifican sus contactos diplomáticos para garantizar que ambas partes respeten lo acordado. Según fuentes cercanas a la negociación, la presión internacional se centra en que la tregua no sea utilizada como pretexto para nuevas ofensivas israelíes.
En medio de la brutalidad y la naturaleza salvaje de la ocupación, HAMAS justifica su aceptación de este alto al fuego como un gesto humanitario, mientras Israel insiste en prolongar un genocidio que ha dejado decenas de miles de muertos y una devastación sin precedentes en Gaza.
Huda Hegazi, Gaza.
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