Otro viernes más, la capital yemení, Saná, vuelve a alzar la voz contra los sionistas.
Más de un millón de yemeníes salen a las calles de la principal ciudad del país, junto a habitantes de cerca de 500 localidades en toda la nación, para renovar su compromiso con la causa palestina. Aseguran que harán que Israel viva en inseguridad, incluso si eso implica ser blanco de sus bombarderos.
La multitudinaria protesta lanzó un llamado al mundo árabe e islámico para que adopte medidas concretas contra el régimen de Tel Aviv, a través de marchas populares y un boicot económico, utilizando todos los recursos disponibles para apoyar a Gaza y a la Mezquita Al-Aqsa.
No solo Yemen se moviliza a favor de Palestina; miles de afganos también rechazan enérgicamente los ataques aéreos israelíes contra Gaza, especialmente en Kabul, la capital.
La capital jordana, Ammán, se convirtió en epicentro de una masiva marcha contra el genocidio israelí. Estas movilizaciones, cada vez más numerosas, se desarrollan en un contexto de profundo sufrimiento del pueblo palestino. Sin embargo, con millones de manifestantes, los movimientos de solidaridad internacional quieren estar, como afirman los propios participantes, del lado correcto de la historia.
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