La ONU califica la cantidad de ayuda humanitaria destinada a los gazatíes como una distracción. Así responde al nuevo método de distribución de asistencia en Gaza, dejando claro que no colaborará con esta modalidad porque va en contra de los principios humanitarios.
Aunque el régimen sionista, después de más de dos meses, ha autorizado la llegada de camiones con alimentos a Gaza, esta medida genera numerosas reacciones, en su mayoría negativas. La ONU expresa su preocupación, especialmente respecto a la distribución de la ayuda por parte de la Fundación Humanitaria de Gaza, una ONG estadounidense con respaldo israelí.
Desde Ginebra, también cuestionan la cantidad de ayuda que ha llegado a Gaza. Informan que aún no han podido verificar que la población del enclave palestino haya comenzado a recibir los suministros.
Entretanto, reiteran que, incluso en caso de que la ayuda llegue, esta resulta insuficiente para cubrir las necesidades de dos millones de personas que enfrentan un riesgo grave de hambruna.
Las críticas no se limitan a la ONU. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tacha la situación provocada por el régimen sionista como un “uso desproporcionado de la fuerza contra civiles”. Además, insta al régimen de Tel Aviv a restablecer de manera inmediata el suministro de asistencia al enclave palestino. Mientras la comunidad internacional pronuncia palabras de apoyo, la realidad en Gaza es otra: las bombas siguen cobrando vidas, la escasez de medicamentos pone en riesgo a la población, y la hambruna se intensifica con cada momento que pasa.
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