Las autoridades palestinas han repudiado “en los términos más enérgicos” la muerte del infante tras ser tiroteado por los militares del régimen sionista en la aldea de Burin, cerca de la ciudad de Nablus, en el marco del aumento de las operaciones de Israel en Cisjordania desde el pasado 7 de octubre.
En tal sentido, ha indicado que “el Gobierno israelí tiene plena y directa responsabilidad de este crimen”, entre otros, y ha exigido que “asuma sus responsabilidades en la rendición de cuentas”, de acuerdo con un comunicado.
La cartera ministerial ha considerado este hecho “una prolongación de las violaciones y crímenes de ocupación constantes contra nuestro pueblo, y una traducción de las instrucciones a nivel político que facilitan a los militares disparar a ciudadanos palestinos”.
Asimismo, la diplomacia palestina ha pedido a la comunidad internacional que ponga fin a las violaciones del régimen de Israel, tanto de su ejército como de los colonos, contra las vidas de civiles palestinos, incluidos mujeres y niños, en la Franja de Gaza y en Cisjordania.
Las operaciones de las fuerzas de ocupación de Israel en Cisjordania se han intensificado desde la Operación Tormensa de Al-Aqsa del Movimiento de Resistencia Islámica Palestina (HAMAS) el pasado 7 de octubre.
Los ataques del Ejército y de los colonos en territorio cisjordano han dejado más de 200 palestinos muertos (52 de ellos niños), mientras que en la Franja de Gaza la cifra de muertos supera las 14 500 personas, en su mayoría menores de edad y mujeres.
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