El secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit, volvió a rechazar el plan israelí de anexionarse, a partir de julio, extensas partes de Cisjordania ocupada y alertó que la implementación de tal plan podría arriesgar la paz de Asia Occidental y desencadenar “una guerra religiosa” que iría más allá de esta región.
“De implementarse, los planes de anexión de Israel no solo perjudicarían las posibilidades de paz actuales, sino que destruirían cualquier oportunidad de paz en el futuro”, afirmó Aboul Gheit en una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) celebrada el miércoles en la ciudad estadounidense de Nueva York.
La eventual anexión, de acuerdo con el alto funcionario egipcio de la LA, desvanecerá las esperanzas de los palestinos para alcanzar “una solución negociada” y desanimará a los árabes para que sellen una paz a nivel regional. “Habrá una nueva y oscura realidad en este conflicto y en la región en general”, recalcó.
En la apertura de la cita del CSNU, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, catalogó de una “violación muy seria de la ley internacional” la decisión expansionista israelí, que se realiza bajo el llamado ‘acuerdo del siglo’, que presentó en enero la Administración estadounidense, presidida por Donald Trump.
Tras las advertencias de la ONU y la LA, el secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, no obstante, indicó que cualquier decisión respecto a anexar o no las tierras palestinas, que incluyen el valle del Jordán y las colonias de Cisjordania, “depende de Israel”.
“Decisiones sobre la extensión de la soberanía israelí en estos lugares son decisiones que deben tomar los israelíes”, señaló Pompeo y volvió a fustigar contra la Autoridad Nacional Palestina (ANP) por no acatar el plan decidido en la Casa Blanca para ceder a Israel más partes de los territorios palestinos.
¿Qué contiene el llamado ‘acuerdo de paz’?
El futuro Estado palestino previsto en el llamado ‘plan de paz’ antipalestino sería un conjunto de ciudades rodeadas completamente por Israel, un Estado desmilitarizado sin ninguna frontera con el exterior ni control sobre su espacio aéreo.
Tampoco contaría con bases geográficas para sostener una economía viable, ni con libertad de movimientos ni prerrogativas para presentar denuncias contra Israel o EE.UU. ante las organizaciones internacionales. En general, como se ha visto, ignora todos los derechos de los palestinos, incluyendo el derecho de los desplazados al retorno y la formación de un Estado con Al-Quds (Jerusalén) como capital.
El anuncio del plan israelí-estadounidense ha suscitado protestas a nivel mundial, incluso entre los propios israelíes y la comunidad judía en el mundo. La rabino Alissa Wise, miembro de la organización judía estadounidense Jewish Voice for Peace (Voz judía por la paz, en español), tacha de “apartheid” dicho plan y argumenta que “las tierras palestinas no son de Trump para cederlas, ni del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para robarlas”.
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