“Nunca abandonaremos a nuestros presos. Nunca permitiremos que los conviertan en trofeos del sadismo sionista y no seguirán mucho más tiempo tras las rejas de la ocupación”, advirtió el lunes el líder del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), Ismail Haniya.
En una congregación para solidarizarse con los prisioneros palestinos frente a la sede de la Cruz Roja en Gaza, Haniya amenazó al régimen ocupador de Tel Aviv diciendo que “pagará el precio de sus crímenes contra los presos”.
Haniya, efectivamente, denunciaba la práctica de la tortura por parte de las fuerzas israelíes con Samer Arbid, quien fue detenido la semana pasada, junto a otras tres personas, por sus vínculos con el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), al que Israel considera responsable de un atentado perpetrado en agosto en la ciudad de Ramalá, en el norte de la Cisjordania ocupada, incidente que se saldó con la muerte de un israelí.
Según dieron a conocer los abogados de Arbid, el detenido fue cruelmente torturado por interrogadores del servicio de seguridad interna israelí (Shin Bet) y posteriormente trasladado a un hospital inconsciente.
Nunca abandonaremos a nuestros presos. Nunca permitiremos que los conviertan en trofeos del sadismo sionista y no seguirán mucho más tiempo tras las rejas de la ocupación”, alerta el líder del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), Ismail Haniya, sobre la tortura que sufrió el preso palestino Samer Arbid de manos del Shin Bet.
El sábado, una fuente israelí reveló que el Shin Bet había recibido un permiso legal para emplear “medidas extraordinarias” en su interrogatorio a Arbid.
Los abogados de Arbid ya han pedido a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a la Cruz Roja que realicen una investigación internacional sobre la detención de Arbid.
El lunes, Amnistía Internacional (AI) condenó la tortura de Arbid, particularmente por haber sido legalmente autorizada por las autoridades israelíes, y pidió que se acabe con esta práctica y que se juzgue a los involucrados en el caso.
Las prácticas de tortura y el trato inhumano de los israelíes hacia los presos palestinos son comunes y ni los menores están a salvo de tales conductas.
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Es más, en abril un informe reveló que Israel había autorizado a varias campañas internacionales a usar a los presos palestinos como conejillos de Indias en sus nuevos ensayos médicos.
A pesar de que varias organizaciones pro derechos humanos han denunciado los malos tratos en las prisiones israelíes, en especial en el caso de menores de edad, no se ha producido ningún cambio en la política de este régimen y los encarcelados siguen siendo víctimas de torturas.
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