Por: Masud Jalili *
Mientras se ocultaban tras la tecnología y el secretismo para dirigir sus máquinas voladoras de muerte, los operadores de drones israelíes eran observados discretamente todo el tiempo por agentes de inteligencia iraníes.
En una revelación impactante difundida el sábado, la televisión nacional iraní detalló la más reciente hazaña del aparato de inteligencia: el descubrimiento de expedientes exhaustivos sobre los operadores de drones israelíes durante la reciente guerra de 12 años, incluyendo su paradero exacto y datos personales.
El informe mostró cómo los agentes iraníes habían penetrado tan lejos y tan profundamente en el sistema de mando y control de vehículos aéreos no tripulados (UAV) del régimen, que incluso llegaron a ser capaces de enviar mensajes de texto directamente a los propios operadores.
“Su identidad profesional ha quedado expuesta. Coopere con nosotros y será recompensado, o muera”, decía uno de estos mensajes enviados a los operadores durante la guerra ilegal y no provocada del régimen contra la República Islámica en junio.
El SMS mostraba un identificador de remitente dentro de los territorios palestinos ocupados. Medios sionistas, entre ellos Yedioth Ahronoth, publicaron rápidamente informes detallados sobre estos mensajes, que incluían también los datos personales de los destinatarios.

Entre los individuos señalados figuraban Ofir Tseler y Eden Berter, un colono de Tel Aviv, cuyos perfiles completos, incluyendo números telefónicos, fueron revelados. Otro caso fue el de Ofir Eisler, cuyo nombre, fecha de nacimiento, números privados y residencia en la ciudad ocupada de Giv’atayim, al este de Tel Aviv, también quedaron expuestos a los agentes iraníes.
Otros ejemplos incluyeron detalles del Escuadrón 210 de la fuerza aérea israelí en la base Tel Nof, el puesto más antiguo e importante del régimen. Se obtuvo información sobre sus operaciones, reuniones celebradas, imágenes de los procesos de ensamblaje de drones y fotografías cercanas de motores y tecnología interna, desde ángulos que Tel Aviv jamás habría imaginado.
Igualmente, visibles eran tomas aéreas de hangares, múltiples ángulos de refugios, visitas de comandantes, informes de operadores a superiores, ingenieros de vuelo e historiales operativos.

Las identidades detrás de la guerra de drones del régimen israelí han quedado al descubierto, con detalles que incluso abarcan el número de hijos de los operadores, si los tuvieran, así como fotos de sus posados celebratorios en el interior de las bases.
La transmisión se produjo tras la difusión de imágenes de drones Hermes israelíes derribados. Tanto estos heraldos de la muerte —desplegados para garantizar cero bajas humanas del agresor y máxima destrucción de las víctimas— como quienes los operan, se han convertido ahora en blancos fáciles.
El programa televisivo, además, difundió un dato inquietante que el régimen podría considerar la revelación más incómoda tras su humillante derrota.

Señaló que parte de la inteligencia que permitió la última victoria del ministerio iraní había sido “filtrada por pilotos que se oponían a las políticas del primer ministro Benjamín Netanyahu y cuyas vidas habían quedado arruinadas” por sus decisiones.
Desde la imposición de la entidad sionista en los territorios palestinos en 1948, sus aliados occidentales —especialmente Estados Unidos y el Reino Unido— han brindado apoyo incondicional en lo financiero, militar y político.
Estos aliados inundaron al régimen con armas y tecnología letal. La magnitud de dicho respaldo impulsó a Israel a intentar superar incluso a sus patrocinadores occidentales en el campo de la tecnología de la muerte.
En 1973 operaba el Tadiran Mastiff, un UAV de reconocimiento en el campo de batalla considerado por algunos como el primer dron militar moderno. La aeronave funcionaba con un motor alemán Limbach Flugmotoren de dos cilindros y dos tiempos, acoplado a una hélice de dos palas fabricada en San Clemente, California.
A partir de entonces, la entidad ocupante se apresuró a armarse con tecnología de drones de vanguardia, incluyendo modelos como el Hermes 900, empleado tanto para vigilancia como para ataques selectivos.
Sin embargo, la misma máquina de matar, con un asombroso costo de 10 millones de dólares, fue derribada durante la guerra de 12 días entre el 13 y el 25 de junio por las fuerzas armadas iraníes, reforzadas por la poderosa infraestructura de inteligencia de la nación. El aparato fue abatido a mediados de junio, en el punto álgido del conflicto, en la ciudad central de Isfahán, sede de infraestructuras nucleares y militares críticas.
En conjunto, estas victorias bélicas permitieron a las fuerzas iraníes abatir drones cuyo valor ascendía, según la propia admisión de funcionarios israelíes, a cientos de millones de dólares.
Tal como mostró la transmisión, estos drones han pasado a ser objeto de ingeniería inversa —una experiencia que Irán ya había demostrado con el RQ-170 estadounidense—.
La hazaña contra la maquinaria bélica constituye la culminación de la lucha sostenida por la República Islámica desde 1979 para resistir la metodología bélica bárbara del régimen.
Irán ha desarrollado y desplegado avanzados sistemas de defensa aérea, como el Bavar-373, para interceptar y destruir drones hostiles. Asimismo, ha ejecutado operaciones cibernéticas y de inteligencia para infiltrarse en redes militares israelíes y obtener información sensible, lo que le ha permitido llevar a cabo maniobras maestras adicionales.
Estas incluyen la recuperación de grandes volúmenes de datos sobre infraestructuras nucleares, militares e industriales críticas de Israel, así como la exposición de perfiles completos de pilotos y comandantes de la fuerza aérea.
La difusión de los datos personales de los operadores de drones no es únicamente una victoria de inteligencia; constituye también una maniobra psicológica, con un mensaje claro para el personal israelí: “Sus acciones tienen consecuencias”.
Ello, a su vez, desencadena una serie de implicaciones en el equilibrio global de poder, al ser ahora la República Islámica capaz de infundir temor en la entidad sionista respecto al futuro de los arquitectos y operadores, antes ocultos, de su maquinaria bélica.
Estas implicaciones quedaron claramente reflejadas en las declaraciones del presidente del Parlamento iraní, Mohamad Baqer Qalibaf, el 26 de agosto, cuando advirtió que la República Islámica no mostraría contención alguna en un eventual conflicto futuro impuesto al país.
“En caso de una nueva agresión enemiga, la guerra se trasladará a nuevas regiones y esferas, tales como la económica y la política”, advirtió.
Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.