Algunas fuentes del régimen sionista señalaron que el bombardeo que tuvo lugar el viernes por la noche contra el suburbio sur de Beirut involucró entre 8 y 12 cazas simultáneamente, empleando bombas anti-búnker estadounidenses.
¿Quién es Seyed Hasan Nasralá?
Nasralá fue un destacado clérigo y líder religioso de El Líbano que, como secretario general del movimiento Hezbolá, lideró 32 años la resistencia ante las agresiones y crímenes del régimen sionista usurpador y defendió al pueblo oprimido de Palestina.
Nasralá, astuto estratega, ardiente orador, era idolatrado por sus seguidores chiíes libaneses y respetado por millones de personas en todo el mundo árabe e islámico. De hecho, Nasralá ostenta el título honorífico de ‘seyed’, que significa que el linaje del clérigo chií se remonta al profeta del Islam, Mohamad (P).
Formación académica
Seyed Hasan Nasralá nació el 31 de agosto de 1960 en el pueblo de Al-Bazuriya, en el sur de El Líbano. En su adolescencia, en 1976, se trasladó a Nayaf (Irak), donde comenzó sus estudios religiosos. En 1978, regresó a El Líbano y continuó su formación académica en la escuela Imam Al-Muntazar, fundada por el mártir Seyed Abás Musavi, al mismo tiempo que se involucraba en actividades políticas dentro del movimiento Amal en la región de la Bekaa (oeste).
Secretario general de Hezbolá
En 1992, tras el martirio de Seyed Abás Musavi, quien era entonces el secretario general de Hezbolá, Nasralá fue designado como el nuevo secretario general del movimiento por consenso del consejo de liderazgo de Hezbolá.
El asesinato de Seyed Abás Musavi, junto con su familia, impactó profundamente al pueblo libanés y, en particular, a los combatientes de Hezbolá. Tras este suceso, la lucha de Hezbolá adoptó una nueva dinámica y el apoyo popular hacia el movimiento creció considerablemente en El Líbano.
Durante este período, Israel llevó a cabo las operaciones “Ajuste de Cuentas” en 1993 y “Uvas de la Ira” en 1996, las cuales fueron enfrentadas con una férrea resistencia por parte de Hezbolá, que contaba con recursos militares limitados.
El martirio de su hijo
En septiembre de 1997, dos combatientes de Hezbolá murieron en un ataque contra una posición del ejército israelí en Yabal al-Rafi, en el sur de El Líbano, y sus cuerpos fueron capturados por las fuerzas israelíes. La televisión israelí, sin conocer sus identidades, mostró imágenes ensangrentadas de los combatientes. Rápidamente, se supo que uno de ellos era Seyed Hadi, hijo de Nasralá. La noticia se extendió como un reguero de pólvora en El Líbano, provocando una gran conmoción.
En la historia de El Líbano, tanto durante la guerra civil como en la resistencia contra la invasión israelí, nunca se había visto que el hijo de un líder político o de un movimiento armado cayera en combate.
Este suceso generó una ola de sentimientos de respeto y admiración hacia Seyed Hasan Nasralá en todas las comunidades religiosas de El Líbano. Los líderes políticos del país acudieron uno tras otro a visitarlo, expresando sus condolencias y alabando su integridad como líder de Hezbolá.
La victoria frente al régimen sionista
Nasralá nunca perdió una guerra contra Israel. Mantuvo a raya al régimen sionista en 1993 y 1996. En el año 2000, cuando las negociaciones entre Yaser Arafat y los responsables estadounidenses e israelíes para resolver el conflicto de Asia Occidental no llegaron a buen término, el ejército del régimen sionista se retiró unilateralmente de los territorios ocupados en el sur de El Líbano, sin obtener ninguna concesión de Hezbolá, excepto en la zona de las Granjas de Shebaa.
Esta humillante derrota no solo fortaleció la posición de Hezbolá en la resistencia, sino que catapultó a Seyed Hasan Nasralá a una popularidad sin precedentes en el mundo árabe, siendo reconocido como una de las figuras más importantes del ámbito árabe.
En 2006, Hezbolá al mando de Nasralá infligió una humillante derrota al régimen sionista. Esta guerra de 33 días también le dio la estatura de líder popular que eclipsó a todos los presidentes y reyes árabes. Desde hace mucho tiempo, ningún dirigente árabe había sido tan adorado por las masas, desde Marruecos hasta Irak, pasando por la región del Levante Mediterráneo y del Golfo.
Además, Hezbolá, respaldado por este éxito, consolidó su presencia en la arena política de El Líbano, logrando no solo una amplia representación en el parlamento, sino también el control de varios ministerios clave.
Cuando estalló la guerra en Siria en 2011, los combatientes de Hezbolá desempeñaron un papel decisivo al inclinar la balanza de poder a favor del Ejército sirio en su lucha contra los grupos terroristas.
Un día después de que comenzara la guerra de Israel contra la Franja de Gaza, el 7 de octubre, Hezbolá comenzó a atacar puestos militares israelíes a lo largo de la frontera norte de la Palestina ocupada, en apoyo al pueblo de Gaza.
En discursos pronunciados a lo largo del conflicto, Nasralá ha afirmado que los ataques transfronterizos de Hezbolá habían alejado a las fuerzas israelíes que, de otro modo, estarían centradas en Gaza, y ha insistido en que Hezbolá no detendría sus ataques contra Israel hasta que se alcanzara un alto el fuego en Gaza.
El ejemplo de la Intifada palestina
Los éxitos consecutivos de Hezbolá en los ámbitos político y militar también influyeron en el pueblo palestino. Los jóvenes palestinos, que durante años habían puesto sus esperanzas en las negociaciones de paz, comprendieron que la resolución de su conflicto no se lograría a través del diálogo con el régimen ocupante. Así, nació la Segunda Intifada de Al-Aqsa, un levantamiento que dio un nuevo impulso al Movimiento de la Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) y que, tras su victoria en las elecciones palestinas, inauguró una nueva etapa en la lucha.
En un mensaje, Seyed Hasan Nasralá expresó: “De ahora en adelante, ustedes querían una guerra total, pues aquí está su guerra total. Su gobierno quería cambiar las reglas del juego, pues las reglas cambian. Ustedes no saben con quién están luchando. Están en guerra con los descendientes de [el Profeta] Mohamad (la paz sea con él), Ali, Hasan y Husein (la paz sea con ellos), y con los Ahlul Bayt (P) y sus compañeros. Ustedes están en guerra con un pueblo que tiene una fe más allá de la de cualquier otro ser humano en este mundo. Han desafiado a un pueblo que se enorgullece de su historia y su cultura, y que posee poder material, recursos, habilidades, sabiduría, calma, determinación, firmeza y coraje. Con la esperanza y la ayuda de Dios, los días venideros serán testigos entre nosotros y ustedes”.