Publicada: jueves, 23 de marzo de 2023 6:01
Actualizada: jueves, 23 de marzo de 2023 17:06

Con motivo del comienzo del Año Nuevo iraní de 1402, el Líder de la Revolución Islámica, Imam Jamenei, pronunció su discurso anual en el santuario del Imam Reza en la ciudad de Masahd.

Por: Xavier Villar

El discurso puso desde el comienzo el foco en el concepto de “transformación”, entendido como “el fortalecimiento de las ventajas y la eliminación de las debilidades y defectos”. Para el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, esta clase de “transformación” es vista como una necesidad esencial para el país. 

Acto seguido, añadió que el objetivo principal de los “enemigos” es cambiar la identidad de la República Islámica. “La meta del enemigo es eliminar los puntos fuertes del país, así como hacer que la gente se olvide de la Revolución y del Islam puro”, subrayó el ayatolá Jamenei. 

En este análisis, el ayatolá Jamanei pone el foco en los principios ideológicos sobre los que se edifica la República Islámica desde su fundación en 1979. La Revolución fue el momento final mediante el cual se completó la des-sedimentación de la gramática occidental en Irán, representada por el régimen Pahlavi. Esta des-sedimentación puso de relieve la incapacidad de la dinastía Pahlavi para dar una respuesta política, para proyectarse políticamente en el futuro. El otro de los principios ideológicos sobre los que se edifica la República Islámica es el Islam. No cualquier tipo de Islam. Es decir, no cualquier articulación posible del Islam, sino un Islam político cuyo objetivo era y es la transformación del mundo, para hacerlo un lugar más justo. 

Esos intentos por parte de los llamados “enemigos” tienen como último objetivo lograr la des-islamización del país para remodelarlo siguiendo las líneas marcadas por la ideología occidental. El ayatolá Jamenei entiende que esta des-islamización busca convertir a la República Islámica en un estado “sumiso” a Occidente. Esta sumisión puede manifestarse de diversas formas, desde sumisión económica, a sumisión epistémica, en donde Irán se vería obligado a abandonar la centralidad del Islam para adoptar a Occidente como punto nodal sobre el que pivotar. Este último tipo de sumisión significaría revertir lo conseguido por la Revolución, una revolución, hay que recordar, que fue la primera que no siguió la gramática occidental y que la hace, por eso mismo, diferente del resto de revoluciones históricas, como la francesa, la rusa, etc.

Contra esos intentos por lograr la sumisión de la República Islámica, el líder de la Revolución Islámica resaltó la manifiesta capacidad de la nación iraní para resistir el ciclo de hostilidades. Enfatizó que, a pesar de los intentos de golpe de estado, las sanciones y los ataques mediáticos a los que ha sido sometido el país, este ha mantenido una postura firme y constante. 

El reconocimiento por parte del ayatolá Jamenei de la resistencia de Irán frente a los múltiples ataques de Occidente tiene una lectura política evidente. La República Islámica, como voz pública de los musulmanes, representa los límites del proyecto occidental. En otras palabras, el proyecto occidental y sus pretensiones de universalidad ya fueron cuestionadas en 1979, y desde entonces Irán se ha convertido en el otro por excelencia de Occidente.

Esta otredad de la República Islámica explicaría, según el propio ayatolá Jamenei, que se haya convertido en la diana principal de los ataques de Occidente durante las últimas cuatro décadas. Como ejemplo de estos ataques, el ayatolá Jamenei afirmó “que durante los recientes disturbios, el presidente de los Estados Unidos, así como algunos líderes de ciertos países europeos, ofrecieron abiertamente armas y apoyo financiero a los alborotadores para debilitar a la República Islámica”.

A pesar de esos ataques, ejemplificados en las sanciones económicas impuestas al país, el Líder de la Revolución Islámica destacó el desempeño del país. El ayatolá Jamenei destacó los avances alcanzados en ciencia y tecnología, situando a Irán entre los países líderes del mundo en campos como la nanotecnología, la biotecnología, la salud, la energía nuclear y la defensa, entre otros. 

En política exterior, el Imam Jamenei señaló que “los esfuerzos de Occidente por aislar a Irán han fracasado”. La relevancia política de esta afirmación es evidente. Desde un punto de vista geopolítico, Irán ha demostrado con el reciente acuerdo con Arabia Saudí que la región ya no se mueve según los dictados occidentales. Estados Unidos ha dejado de ser un socio creíble, incluso para uno de sus socios estratégicos en la región. El acuerdo diplomático, además, con la mediación china, pone de relieve el eje Asia-Asia Occidental como el eje político hegemónico en la zona, reemplazando al anterior orden occidental. El propio ayatolá Jamenei reconocía que “nuestras relaciones con Asia se han fortalecido en un 100%”. También apuntó que Irán está dispuesto a trabajar con cualquier país o gobierno europeo que no siga ciegamente las políticas de Estados Unidos. 

El ayatolá Jamenei presenta una voluntad de diálogo con ciertos países occidentales, siempre que estos reconozcan la autonomía política de la República Islámica y que abandonen toda pretensión de hacer del país un estado-nación más, desprovisto de su visión revolucionaria anclada en el Islam. 

Respecto a los Estados Unidos, señaló la confusión de los estadounidenses en la región. “La política de la República Islámica de Irán hacia la región es clara y sabemos lo que estamos haciendo. Pero los estadounidenses están confundidos y desesperados porque, si permanecen en la región, como en Afganistán, enfrentarán un creciente odio de las naciones y se verán obligados a abandonarla. Esta confusión es indicativa de su evidente debilidad”.

Estados Unidos se encuentra en la misma situación política en la que se encontraba el régimen Pahlavi en los años previos a la Revolución. Es un zombi en términos políticos, sin capacidad de proyectarse hacia el futuro o de ofrecer alternativas viables a la región. Esta desedimentación discursiva ha sido posible, entre otras cosas, por la presencia de la República Islámica como discurso contra-hegemónico. Un discurso que no está agotado, a diferencia del occidental. 

-----------------------------------------------------------------------------------------------------

Xavier Villar es Ph.D. en Estudios Islámicos e investigador que reparte su tiempo entre España e Irán.