Publicada: viernes, 17 de marzo de 2023 7:37
Actualizada: viernes, 17 de marzo de 2023 8:02

En relación a las noticias sobre el reciente acuerdo firmado entre la República Islámica y Arabia Saudí, resulta alarmante la falta de atención que se está prestando a la relevante figura del general Qasem Soleimani.

En este artículo se busca explicar cómo el general Soleimani desempeñó un papel fundamental al mediar incansablemente para lograr un acuerdo diplomático con los saudíes y los emiratíes. De hecho, se sostiene que fue precisamente su exitosa labor mediadora la que motivó su asesinato a manos de la administración Trump. Todo esto, con el propósito de evitar una solución diplomática y autónoma a los conflictos regionales.

En consecuencia, resulta crucial que la figura del general Soleimani sea debidamente valorada en el análisis del acuerdo diplomático recién alcanzado. 

Según un artículo de PressTV del 2020, el propio NYT reveló que el general Soleimani se reunió al menos una vez con las autoridades emiratíes en septiembre de ese año. Cuando los estadounidenses conocieron la reunión, “sonaron las alarmas dentro de la Casa Blanca”, según informó el NYT. Durante ese mismo periodo, Soleimani intentó llegar a acuerdos diplomáticos con Arabia Saudí, contando con la mediación de Pakistán e Irak. Cabe destacar que, según el ex primer ministro iraquí Adel Abdul-Mahdi, Soleimani tenía previsto reunirse formalmente con él durante su viaje a Bagdad para mantenerlo informado sobre las negociaciones con los saudíes.

Los esfuerzos realizados por Irán, personificados en la figura del general Soleimani, no solo preocuparon a los estadounidenses, sino también a los sionistas, quienes se sintieron amenazados por los intentos diplomáticos iraníes. Estos esfuerzos, que de haber prosperado habrían construido una estabilidad regional dentro del mundo islámico, y debilitado la hegemonía estadounidense, finalmente han sido posibles gracias a la mediación de China.

La importancia de la voluntad ummática, tanto del general Soleimani como de la República Islámica, destaca uno de los principios fundacionales de la Revolución Islámica de 1979: la vocación de unidad entre musulmanes. Este principio se basa en la postura “post-mazhabi” del proyecto islamista en Irán, que intenta acercar sunismo y chiismo. La búsqueda de la unidad islámica es fundamental para comprender la auto-representación de la República Islámica como el hogar político de todos los musulmanes, un gran poder capaz de defender a toda la comunidad islámica de los ataques de Occidente. Desde 1979, Estados Unidos y la entidad sionista han tratado de evitar esta unidad islámica con Irán como centro político, ya que significaría el fracaso de sus agendas políticas.

Si la Revolución fue una revolución contra el orden eurocéntrico que logró dislocar la hegemonía pro-estadounidense en la región, los intentos de Soleimani por alcanzar acuerdos diplomáticos con los saudíes y los emiratíes se enmarcaron dentro de estos mismos principios anti-eurocéntricos. Los esfuerzos políticos del general Soleimani siguieron las líneas básicas del pensamiento revolucionario delineadas por el Imam Jomeini: la construcción de una identidad política musulmana autónoma, la relevancia de la umma como horizonte político y la necesidad de que el Islam sea político, ya que un Islam no político, como vemos en Arabia Saudí o Azerbaiyán, es simplemente un elemento ritual sin capacidad para cambiar el mundo.

La amenaza que representaba el general Soleimani para el proyecto occidental —incluyendo al sionismo— fue lo que terminó costándole la vida en Bagdad. Soleimani simbolizaba la voluntad de cambiar la región en términos políticos, resistiendo contra el paradigma occidental que resulta ser una catástrofe ontológica. En otras palabras, el paradigma occidental divide a las poblaciones según distintos grados de humanidad, colocando a los occidentales y a todo lo que se incluye en la cadena de equivalencia “occidental” en la cima de la pirámide ontológica: secular, moderno, liberal, etc. Por el contrario, el resto de seres quedan expulsados de la categoría de humanos, lo que favorece todo tipo de crueldades.

La actitud de Soleimani puede ser descrita como la de un “mostazafin”, el otro por excelencia de Occidente en contextos islámicos, y que se sitúa como agente, desafiando la pirámide ontológica creada por el paradigma occidental. Sin embargo, la dominación occidental impide que el “mostazafin” adquiera agencia, lo que lo imposibilita para ser un actor político independiente y autónomo. 

Al rebelarse y convertirse en un “mostazafin” rebelde, Soleimani desafió el paradigma occidental y esto resultó intolerable para Occidente, lo que finalmente le costó la vida. Esto se debió a que Soleimani movilizó al resto de los “mostazafin” de la región en un intento por cambiar el mundo modelado por Occidente.

Además, la postura de Soleimani dejó en claro la necesidad de un “nosotros” colectivo e islámico que se opusiera a la dominación ideológica occidental. Su proyecto buscaba construir un mundo diferente, basado en el Islam, pero también abierto a múltiples solidaridades que podrían ser calificadas como extra-ummáticas, como Venezuela.

El paradigma occidental busca despojar al “mostazafin” de relevancia política utilizando una variedad de mecanismos disciplinarios. Los esfuerzos del general Soleimani se vieron como una amenaza a esta estrategia para mantener al “mostazafin” marginado. Soleimani sentó las bases para una nueva rearticulación de la Revolución Islámica, una revolución epistémica cuyo objetivo principal es detener los intentos de Occidente de seguir oprimiendo a los demás.

Por lo tanto, seguir el camino trazado por el general Soleimani significa continuar la senda de la descolonización, la autonomía política y la apertura del mundo a formas diferentes de coexistencia.

En conclusión, podemos afirmar que Soleimani estableció las bases del actual acuerdo diplomático con Arabia Saudí a través de su audacia política y su voluntad de transformar la región y mejorar la vida de las personas. Reconocer la labor de Soleimani, que como hemos visto le costó la vida, es una forma de honrar su papel como un “mostazafin” rebelde. 

Por: Xavier Villar