Según detalla la agencia de noticias oficial Anadolu, del total de estos detenidos, unas 211 personas sirven en las Fuerzas Armadas de la nación euroasiática.
Tras el conato golpista, Ankara ha detenido a muchos ciudadanos turcos sospechosos de mantener vínculos con Gülen. En este sentido, miles de empleados públicos han sido cesados y arrestados como sospechosos de colaborar con la organización de Gülen, a la que Turquía considera un ente terrorista.
La intentona golpista se cobró la vida de al menos 290 personas y dejó 1440 heridos en agosto de 2016. Al mismo tiempo, unos 6000 militares, entre oficiales de rango alto e intermedio, fueron detenidos por su presunta implicación en la rebelión militar.
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