Gritando consignas contra el Ejecutivo del primer ministro, Shinzo Abe, los congregados rechazaron esta propuesta de Tokio.
De acuerdo con los indignados, esta decisión se enmarca en la actitud beligerante de la actual Administración nipona encabezada por Abe.
Este proyecto de ley, que cuenta con el apoyo de la coalición gobernante del Partido Liberal Demócrata (PLD) y su aliado Nuevo Komeito, será debatido el viernes en el Parlamento, donde probablemente va a ser aprobado porque la coalición gobernante de Abe tiene mayoría en ambas cámaras.
De ser aprobada la iniciativa, implementará un cambio drástico en la política de seguridad de Japón, pues permite a los militares combatir en el extranjero por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
La legislación permitiría a Japón usar el Ejército en condiciones tales como cuando un ataque contra otro país conlleve una amenaza para Japón. También haría más fácil que Japón apoye a militares de otros países.
El Gabinete de Abe aprobó una resolución en julio de 2014 que modifica la interpretación de su 'Constitución de la Paz' para poder combatir en el extranjero y defender a sus aliados, incluso si el propio Japón no es atacado.
Pese a introducir cambios en la Carta Magna, para que el Gobierno de Japón pudiera llevar a cabo operaciones de combate en el extranjero, tendría que revisar y aprobar al menos una decena de nuevas leyes.
Desde que asumiera el cargo hace más de dos años, Abe, criticado por su actitud belicosa, aflojó la prohibición de las exportaciones de armas y revirtió una caída en el gasto de defensa en medio de una disputa territorial con China.

Los esfuerzos de Tokio para incrementar los poderes de los militares siguen un acuerdo alcanzado el pasado 27 de abril entre ese país y EE.UU., que potencia su cooperación en defensa, lo que transformará su alianza militar, dando a las Fuerzas Armadas de Japón un papel global más ambicioso.
Bajo las nuevas “directrices”, Japón podrá acudir a ayudar a las fuerzas estadounidenses amenazadas por un tercer país o desplegar buques barreminas en una misión en Oriente Medio, indican fuentes oficiales.
La alianza militar entre Tokio y Washington, además de levantar fuertes rechazos y protestas entre la nación nipona, ha generado mucha preocupación entre los vecinos, a saber, China y Corea del Sur, países que fueron víctimas de la ofensiva de Japón en la primera mitad del siglo 20.
Tanto el presidente de China, Xi Jinping, como su homóloga de Corea del Sur, Park Geun Hye, expresaron su preocupación después de que Abe reinterpretara la Constitución de Paz de su país el año pasado.
ftm/anz/mrk