Gran parte de los nicaragüenses consideran que ningún país debe intervenir en sus asuntos internos. Y la mayor parte de ciudadanos de ese país rechazan cualquier intento injerencismo extranjero. Ese sentimiento ha crecido desde hace una década cuando el presidente Daniel Ortega retornó al poder.
Estados Unidos es una de las naciones a las que más critican por su interés de decidir sobre el rumbo político de Nicaragua, de acuerdo con el experto en relaciones internacionales.
La historia de este país señala que el General Augusto C. Sandino, el líder de FSLN, nunca estuvo de acuerdo con las pretensiones de que EE.UU. interviniera en los asuntos de los nicaragüenses.
El gobierno destacó que una de las medidas para evitar la injerencia fue no permitir la intervención extranjera en los comicios generales, ya que solo a los nicaragüenses les competía fiscalizar el proceso. La población, en las calles, señala que Estados Unidos debería de velar por sus procesos electorales y dejar a los nicaragüenses decidir por su gobernante.
El historiador nicaragüense, Aldo Díaz, apuesta por la igualdad y que sean los ciudadanos de cada país los que definan su futuro. A pesar de las diferencias políticas en Nicaragua, la ciudadanía siempre ha mostrado gran rechazo al intervencionismo norteamericano.
Moisés Mercado, Managua.
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