Publicada: jueves, 27 de octubre de 2016 3:55
Actualizada: jueves, 27 de octubre de 2016 4:24

Las fuerzas iraquíes están avanzando sobre Mosul. En cada pueblo liberado los civiles dan cuenta del sufrimiento pasado bajo el yugo de los terroristas.

Una densa nube de humo de sulfuro, fruto de los duros combates contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), a pocos kilómetros, tiñe de negro un paisaje ya de por si desolador.

En la retaguardia y pese a la alegría de sentirse libres del yugo de Daesh, miles de civiles procedentes de zonas recientemente liberadas luchan por sobrevivir después de pasar más de dos años bajo el dominio de los terroristas.

Destrucción por todas partes, como pueden ustedes comprobar. Esto es lo que queda después de un ataque a una localidad de la que se debe expulsar al grupo takfirí de Daesh, como ocurrió aquí mismo. Esto era hasta hace poco un mercado a cuyos vendedores Daesh imponía impuestos draconianos. Queda destrucción y también miles de civiles sin hogar, sin comida, sin nada, que deben ser urgentemente atendidos.

La anciana ‘Naima’ llegó hace pocos días desde territorio de Daesh. Igual que la anterior mujer, deben acudir cada día a este colegio a por ayuda humanitaria. Las Unidades de Movilización Popular (PMU, por sus siglas en inglés) tratan de organizar a los cientos de necesitados que llegan cada día. Estos voluntarios de la ONG ‘WEO’ nos muestran los alimentos, productos higiénicos básicos y ropa que proporcionan a los recién rescatados.

Las autoridades y Naciones Unidas se preparan para recibir a más de 150.000 civiles durante esta batalla por Mosul. Por eso se trabaja a destajo para habilitar zonas que puedan acogerlos y minimizar el impacto de esta nueva crisis humanitaria. Sólo dentro de la ciudad de Mosul, la capital de Daesh en Irak, se estima que hay un millón de civiles que viven en las mismas condiciones pírricas que sufrió Jalid.

Las huellas de Daesh se muestran a cada paso que hacen las fuerzas iraquíes hacia Mosul. La batalla final se acerca. Aunque la resistencia terrorista está siendo dura, los liberadores confían en su victoria.

Lluís Miquel Hurtado, Qayara.

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