La demanda, presentada esta semana contra la Universidad estadounidense John Hopkins y la Fundación Rockefeller, acusa a ambas instituciones de colaborar en el desarrollo de experimentos que, de manera intencionada, contaminó a miles de ciudadanos guatemaltecos con sífilis y otras enfermedades sin su consentimiento, y que además, a muchos se les negó el tratamiento.
El texto, presentado por más de 700 personas y argumentado con investigaciones de Guatemala, afirma que la fundación Rockefeller financió los estudios de John Hopkins en cuestiones de salud pública, incluyendo las enfermedades venéreas.
Además, Hopkins empleó a los científicos encargados de supervisar los experimentos de Guatemala llevados a cabo entre los años 1945 y 1956.
El contexto afirma que entre los años 1945 y 1956 más de 5 mil 500 guatemaltecos fueron incluidos sin su consentimiento ni conocimiento en experimentos en los que fueron contagiados con enfermedades venéreas.
"Huérfanos, presos, pacientes psiquiátricos y prostitutas fueron infectados deliberadamente con enfermedades de transmisión sexual para determinar qué drogas, incluyendo la penicilina, trabajan mejor en parar las enfermedades", indica el texto.
Según testigos, miles de prostitutas y obreros fueron infectados para difundir la sífilis. En total hubo 1.300 infectados, 83 muertos.
El grupo farmacéutico Bristol-Myers Squibb y el dueño de esa compañía, Mead Johnson, también son acusados. La compañía farmacéutica suministró medicamentos para los experimentos, dice la demanda.
Esta no es la primera vez que desde Guatemala se acusa a estadounidenses por la contaminación ilegal y malintencionada de enfermedades venéreas.
En 2012 un grupo de al menos 700 guatemaltecos hizo lo mismo. John Hopkins y la Fundación Rockefeller archivaron declaraciones en sus sitios Web condenando los experimentos, pero negando su responsabilidad.
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