El 2017 ha sido un año convulso en Francia y la primera sorpresa llegó desde las urnas el pasado mes de mayo. Los franceses auparon hasta la Presidencia de la República a un novato de la política, Emmanuel Macron, de 39 años, que mandó a la jubilación anticipada a toda una generación de políticos como François Fillon, Nicolas Sarkozy o François Hollande.
Pero la llegada de caras nuevas que llevaron a la Asamblea Nacional una mayoría absoluta del movimiento presidencial no ha cambiado en 2017 la política económica que sigue siendo de claro carácter liberal y de resultados mediocres.
Otra de las convulsiones que ha vivido Francia en el 2017 ha sido la profundización de la fractura social. El desempleo afecta en mayor o menor medida a cerca de 6 millones de personas, 9 millones viven por debajo del umbral de la pobreza y 8 millones tienen problemas de alojamiento.
2017 ha sido también un año en el que Francia ha querido recuperar protagonismo en el mundo frente a EE.UU. que ha perdido con Donald Trump toda credibilidad, pero también recuperar la voz en el Viejo Continente frente a la debilidad de la Unión Europea (UE).
Juan José Dorado, París.
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