La cosecha del azafrán se realiza principalmente entre finales de octubre y mediados de noviembre, cuando los bulbos florecen y los estigmas se recolectan a mano, un proceso extremadamente laborioso y delicado que requiere destreza y precisión para preservar la calidad del producto.
Cada hectárea cultivada puede producir entre 3 y 15 kilogramos de azafrán seco, dependiendo de la edad del cultivo y las condiciones climáticas.
En Irán, el azafrán no solo representa un pilar económico local, sino también un símbolo cultural y gastronómico de gran prestigio internacional.
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