Los soldados de régimen israelí usaron balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que participaban en su protesta semanal contra la ocupación israelí, incluso muchos de ellos resultaron intoxicados por inhalar gases tóxicos.
Conforme a los últimos balances ofrecidos por las fuentes oficiales palestinas, el ejército israelí ha asesinado a 305 palestinos y ha dejado a más de 17 000 heridos desde el 30 de marzo de 2018, cuando se iniciaron las Marchas del Retorno en el enclave costero palestino.
A pesar de la represión ejercida por las fuerzas israelíes, los palestinos aseguran que no se rendirán y continuarán con las movilizaciones hasta conseguir sus derechos y volver a sus tierras, de las que fueron expulsados tras la creación ilegal del régimen de Tel Aviv, el 14 de mayo de 1948.
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