Washington y sus aliados europeos lanzaron la madrugada del sábado tres ataques aéreos contra Siria. El Gobierno de Damasco logró interceptar 71 misiles de los 103 lanzados durante los bombardeos, según el Ministerio de Defensa de Rusia.
Los ataques se llevaron a cabo con el pretexto de un presunto ataque químico del Gobierno sirio contra la ciudad de Duma, en la región de Guta Oriental, a las afueras de Damasco (capital siria). Sin embargo, el Gobierno de Bashar al-Asad ha rechazado las acusaciones en su contra.
El Gobierno de Damasco, con el fin de evitar que EE.UU. usara las acusaciones del uso de armas químicas por parte del Ejército sirio como posible excusa para intervenir militarmente en Siria, en 2014 aceptó entregar su arsenal de armas químicas y en enero de 2016 la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) anunció su total destrucción.
Para los comentaristas y los analistas, la agresión liderada por EE.UU. es vista por Siria como una victoria, ya que la ofensiva fue más bien simbólica con objetivos mucho menores a los esperados. Además, el Ejército sirio logró defenderse.
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