El jueves, un grupo de libaneses realizaba una protesta en Beirut (capital) contra un juez que investiga la potente explosión que arrasó el 4 de agosto con el puerto de Beirut, una tragedia que se saldó con 207 muertos y más de 6500 desaparecidos.
Asimismo, los participantes rechazaban la supuesta interferencia de Estados Unidos en la investigación y aseguraban que el juez que supervisa el caso de la explosión estaba siendo manipulado por Washington.
No obstante, la manifestación se volvió mortal después de que grupos armados dispararan desde los tejados contra los partidarios del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), lo que dejó varias personas muertas y otras decenas con heridas.
Ante tal situación, Hezbolá y el movimiento Amal llamaron a sus partidarios a mantener calma. Además, las tropas libanesas entraron en acción para despejar el lugar de la protesta. De hecho, el Ejército afirmó que arrestó a nueve personas por estar involucradas en los tiroteos.
En este sentido, ambos movimientos responsabilizaron a los grupos afiliados al partido proestadounidense Fuerzas Libanesas, encabezado por Samir Geagea, de los disparos contra los manifestantes.
A pesar de que tal partido, respaldado por el régimen de Israel durante la guerra civil del país árabe entre 1975-1990, rechazó cualquier participación en el ataque, el Ministerio libanés del Interior concluyó que las milicias afiliadas a dicho grupo político cristiano de extrema derecha habían iniciado el tiroteo.
Este incidente violento tenía como objetivo arrastrar a El Líbano a una nueva lucha sectaria. En esta línea, Ali Hamie, autor e investigador en asuntos estratégicos y políticos, hizo hincapié que cada vez que el pueblo libanés intenta estabilizar su país los estadounidenses le salen con algo.
“Los estadounidenses y los israelíes son los únicos que se benefician, si El Líbano entra en una lucha sectaria o en el caos o la violencia”, aseveró Hamie.
Por su parte, el jefe del Consejo Ejecutivo de Hezbolá, Seyed Hashem Safi al-Din, anunció que lo sucedido fue “dirigido desde la embajada de Estados Unidos en El Líbano y financiado por países árabes”.
Sin embargo, la Resistencia no dejará que los sueños de los enemigos se hagan realidad y tampoco tolerará planes sediciosos o tentativas destinadas a arrastrar al país a una guerra civil deliberada, prometió el titular de Hezbolá.
mdh/ncl/tqi