El martes, el primer ministro de El Líbano, Saad Hariri, presentó su renuncia y la de todo el Gobierno por haber “llegado a un callejón sin salida”, tras casi dos semanas de multitudinarias protestas en el país por la precaria situación económica y la subida de los impuestos.
Ante esta situación, el mandatario libanés “ha aceptado la renuncia de Hariri”, no obstante, le ha solicitado al premier que continúe en el puesto hasta que se implemente el párrafo 1 del artículo 69 de la Constitución del país, es decir, hasta el establecimiento de un nuevo gobierno.
En un comunicado emitido este miércoles por la oficina de la Presidencia libanesa, Aoun le ha agradecido a Hariri por su trabajo y ha aseverado que convocará esta semana a consultas parlamentarias para elegir a un nuevo primer ministro.
El jefe de Estado libanés había descartado anteriormente la creación de un Gabinete provisional tras recibir la carta de renuncia de Hariri, conforme declaró una fuente de la oficina de la Presidencia libanesa a la agencia británica de noticias Reuters.
Desde principios de octubre, El Líbano es escenario de masivas protestas que comenzaron en reacción al plan de Hariri de imponer gravámenes al uso de la aplicación de mensajería WhatsApp.
No obstante, las manifestaciones se volvieron violentas debido a la presencia de agentes infiltrados que cuentan con el apoyo de EE.UU., Arabia Saudí y el régimen de Israel, que buscan la manipulación del Gobierno de este país e impedir que el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) aumente su influencia en el Gobierno, tal y como afirman varios analistas.
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Hariri ya había renunciado por sorpresa en 2017 en un discurso televisado desde Arabia Saudí y bajo fuertes presiones de Riad y a pocos meses de que se celebren las elecciones generales en El Líbano, aunque en aquella ocasión Aoun no aceptó su dimisión.
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