"Necesitamos llegar a la negociación. Eso es lo que buscamos y esperamos que Rusia e Irán, y cualquier otro país con influencia, ayude a hacerlo posible, porque eso es lo que impide que la crisis termine", ha dicho este sábado Kerry.
"(Al-Asad) no tiene que irse el día uno ni el mes uno... Hay un proceso por el que todas las partes deben trabajar en conjunto para lograr un entendimiento sobre cuál es la mejor forma de alcanzar este objetivo", ha aclarado Kerry.
Kerry insiste de nuevo en que Al-Asad abandone el poder, aunque reconoce que el mandatario sirio podría participar en el proceso de transición política.
"(Al-Asad) no tiene que irse el día uno ni el mes uno... Hay un proceso por el que todas las partes deben trabajar en conjunto para lograr un entendimiento sobre cuál es la mejor forma de alcanzar este objetivo", aduce.
El jefe de la Diplomacia estadounidense reconoce que la crisis siria, iniciada en 2011, ya ha durado demasiado y que es momento de erradicar al grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
Kerry se ha referido también al flujo de refugiados que huyen de la violencia en sus países, incluida Siria, a Europa, y ha prometido la ayuda de Washington al continente verde para superar la crisis migratoria.
Estados Unidos admitió, por primera vez, a mediados del pasado marzo que, para acabar con el conflicto sirio, se debe negociar con Al-Asad. Hasta entonces se había parapetado en la inmediata salida del poder del mandatario sirio.
Por otro lado, Estados Unidos aceptó ayer (viernes) la propuesta rusa para mantener diálogos ‘militares’ sobre Siria.
Todo indica un cambio en la postura política de la Casa Blanca en relación con el Gobierno de Damasco,y se debe a varios factores: la prolongación del conflicto sirio, la creciente oleada de refugiados que llegan a Europa; el aumento del apoyo militar ruso a su aliado en el Oriente Medio; y el consenso nuclear entre Irán y el Grupo 5+1 (EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania).
Los mismo ocurre con otros países occidentales como Francia y España, que han llegado a la conclusión de que la destitución de Al-Asad no pondrá fin al derramamiento de sangre en el país árabe.
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