En decenas de ciudades de Estados Unidos el mensaje es el mismo: los ciudadanos desaprueban el aventurismo militarista de Washington. De hecho, están cansados del tema.
Y aunque los funcionarios del Departamento de Estado y el Pentágono insisten con supuestas “evidencias” contra el Kremlin, lo cierto es que la llamada crisis en Ucrania parece una repetición del mismo guíon bélico de siempre.
Llama la atención la interminable saga de aprobar presupuestos sociales destinados a la educación, la salud, los empleos y la infraestructura aquí en Estados Unidos. No obstante, cuando se trata de belicismo las acciones son casi inmediatas como si existiera un gobierno paralelo.
Una estructura que dicta los destinos y las políticas exteriores y las injerencias de Estados Unidos alrededor del mundo, la creación de los enemigos artificiales, los conflictos fabricados a medida y conveniencia de Washington, el Pentágono y sus socios corporativos.
Marcelo Sánchez, Washington, EE.UU.
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