Tensión y confrontaciones en las afueras de la Convención Nacional Republicana en Cleveland, Ohio, es como un termómetro de lo que EE.UU. podría vivir en los próximos meses. Es decir, violencia, presencia policial-militar y descontento social.
En esta última jornada, cientos de policías vigilaban atentamente a los miles de ciudadanos que rechazan el mensaje de odio de Donald Trump, el magnate republicano, y del Partido Republicano, un partido casi exclusivamente de la raza blanca anglosajona.
Miles sacudieron la ciudad: gritar el descontento que genera Trump no es suficiente, también es necesario contrarrestar la difusión del cáncer de la exclusión social y la brecha existente entre el 1 % y el 99 %.
Mientras esto ocurría, en otro punto de la ciudad, un grupo de activistas declaraban una guerra por la paz, aunque en estos momentos suene a fantasía.
Lo que se ha visto en estas jornadas es una pequeña muestra de lo que podría ser una de las campañas más violentas del país y ciertamente una campaña donde ya no existe razón sino simplemente acusaciones, violencia, racismo, exclusión social.
En todo caso con la Convención Republicana las protestas no terminan, sino que continúan con mayor intensidad.
Marcelo Sánchez, Cleveland.
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