Pareciera que es temporada de cacería y la presa de elección son los uniformados. Por ese motivo las fuerzas del orden en EE.UU. deciden aumentar las medidas de precaución y la policía de Los Ángeles toma cartas en el asunto.
La cuenta es de 8 oficiales muertos. 5 en Dallas (Texas, sur de EE.UU.), y 3 en Baton Rouge (Luisiana). Todos emboscados por gatilleros molestos ante la supuesta brutalidad policiaca. La organización ‘Black Lives Matter’ (Las vidas de los negros importan) no ha podido pasar el trago amargo de los dos afroamericanos muertos en manos de uniformados. En Los Ángeles piden que el alcalde haga justicia empezando con el Jefe de la policía.
Sin embargo, la indignación de la comunidad pulsa ante la re-publicación en las redes sociales de este video grabado en 2014 donde se escucha a los manifestantes cantar en inglés que quieren policías muertos y los quieren muertos ahora. Algo que incluso el movimiento afroamericano rechaza.
La policía de Los Ángeles asegura que no hay ninguna amenaza creíble sobre sus oficiales y admiten que aunque ‘si sienten pasos en la azotea’, no dejan de hacer honor a su lema de ‘proteger y servir’ a la comunidad.
Otras agencias del orden en todo el país también redoblan esfuerzos para mantener la seguridad de los policías que patrullan las calles de día y de noche.
El impacto social que generan los tiroteos donde mueren policías en LEE.UU., no solamente es psicológico sino que también da un duro golpe a la economía, porque para reforzar las medidas de seguridad para los oficiales, hay que poner más uniformados en las calles, lo cual aumenta dramáticamente el presupuesto, en ocasiones en decenas de miles de dólares.
Víctor Cordero, Los Ángeles.
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