El derrocamiento del último Shah de Irán, Mohamad Reza Pahlavi, bajo el liderazgo del ayatolá Jomeini en 1979, supuso un terremoto político para Estados Unidos, ha señalado este lunes el subcomandante del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), el general de brigada Hosein Salami.
Añade que la victoria de la Revolución Islámica demostró la incapacidad de los estadounidenses para dominar la región y esa es la razón de que Washington comenzara sus hostilidades con la nación persa.
“La Revolución Islámica en Irán puso fin al poder político y al dominio de EE.UU. en la región”, sostiene el general de brigada.
La Revolución Islámica en Irán puso fin al poder político y al dominio de EE.UU. en la región”, asegura el subcomandante del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), el general de brigada Hosein Salami.
El pueblo iraní, precisa el alto mando militar, al mostrar una resistencia heroica en la guerra de ocho años impuesta por el exrégimen baasista de Irak (1980-1988) — apoyado por el Occidente, en especial por EE.UU.—, reafirmó sus convicciones y asestó otro golpe inesperado a Washington.
“Durante la Defensa Sagrada luchamos con los estadounidenses directamente en el Golfo Pérsico”, explica Salami, dejando claro que Irán se enfrentó militarmente a las potencias mundiales hostiles y salió airoso.
Washington, con el propósito de imponer sus designios en el Oriente Medio y apoyar al régimen de Israel, creó el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe): su cometido era propagar aun más la inestabilidad y la inseguridad en la región.
En contra de lo que EE.UU. pretendía, la resistencia de naciones como Siria, Irak y Yemen ha hecho que una vez más los complots estadounidenses fracasen, ha agregado Salami.
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