La atmósfera de la Tierra y nuestro campo magnético rebotan la mayor parte de esta radiación, pero Marte no tiene este campo magnético significativo, lo que podría dañar seriamente el cerebro de los astronautas.
De este modo, los científicos de la NASA han estudiado desde hace años a residentes de la ciudad iraní de Ramsar, ubicada en el norte del país persa, que se cree tiene los niveles más altos naturales de radiación en un área habitada.
Niveles de hasta 80 veces el promedio mundial se detectaron en este pueblo persa, aunque los estudios de miles de personas que viven en el área muestran que las tasas de cáncer de pulmón, están por debajo del promedio, según informaron el jueves los medios iraníes, citando a los informes de la NASA.
En realidad, las investigaciones muestran que el gen responsable de la producción de células blancas y otras células que atacan a los tumores están más presentes en esta población.
En otras palabras, quizá no sea necesario modificar genéticamente a nadie para tener astronautas resistentes a la radiación porque es probable que haya buenos candidatos en varias partes del mundo.
Es de recordar, algunos lugares de esta ciudad iraní tienen la mayor concentración de radiactividad natural del mundo, que se libera a través de manantiales de agua caliente. La dosis media de radiación recibida por una persona que viva en Ramsar durante un año es de 300 mSv.
Además de Ramsar, las playas cerca de Guarapari, en Brasil, también tienen niveles muy altos de radiación natural. La gente de Yangjiang, en China, vive bajo niveles de radiación tres veces más altos que el promedio normal, pero tienen niveles menores de cáncer, igual que en Karunagappally, en La India.
La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de EE.UU. (NASA) presentó el pasado año un plan detallado de la primera visita humana al planeta rojo, prevista para la década de 2030.
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