El portavoz del Ministerio de Defensa chino, Ren Guoqiang, dijo a los periodistas el jueves que Pekín mantiene su postura clara y sólida respecto al despliegue del sistema estadounidense de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD, en inglés), en territorio de Corea del Sur y, por tanto, se opone rotundamente a una nueva entrega de piezas para la plataforma antimisiles a Seúl.
De hecho, el vocero chino hacía alusión a la decisión de Corea del Sur de acelerar el despliegue de los lanzadores restantes del THAAD a raíz del lanzamiento del martes de un misil balístico norcoreano que sobrevoló Japón y encendió las alarmas en Tokio y Seúl, dos principales aliados de EE.UU. en Asia.
El disparo del misil balístico Hwangson-12, que generó un aluvión de rechazos y la condena del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), fue un señal de protesta de Pyongyang previo a las maniobras militares que Seúl y Washington celebran bajo el nombre de Ulchi Freedom Guardian en la península coreana.
El martes durante la sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), China y Rusia responsabilizaron a EE.UU. de buena parte de la creciente tensión en la península coreana debido a su incesante retórica bélica contra Pyongyang y el envío del sistema militar THAAD a Corea del Sur.
En la cita, el representante permanente de China ante las Naciones Unidas, Liu Jieyi, advirtió de que “el despliegue militar en la península no coadyuvará en alcanzar la meta de la desnuclearización o la estabilidad regional” e instó a Washington a replegar cuanto antes su polémico sistema antiaéreo THAAD de Corea del Sur para aplacar la situación en Asia.
China y Rusia no son los únicos oponentes al despliegue del THAAD en Corea del Sur, el sistema antiaéreo estadounidense tiene muchos críticos, incluso, dentro del territorio surcoreano. El lunes, manifestantes locales impidieron que dos vehículos militares estadounidenses entraran en el sitio donde se encuentra el THAAD, en el centro de Corea del Sur.
Los activistas surcoreanos argumentaron que el despliegue del THAAD convertiría al lugar en un objetivo principal para Pyongyang, además de plantear problemas sanitarios y medioambientales.
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