La Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca (ONDCP, por sus siglas en inglés) publicó el jueves un informe sobre la región andina en el cual estima que, en 2021, se constató en Bolivia 39 700 hectáreas de cultivos de coca y una producción potencial de 317 toneladas de cocaína, instando al Gobierno de Bolivia a reducir el cultivo y la producción de hojas de coca.
“Calificamos el informe como político, unilateral y con una metodología débil”, ha afirmado este viernes el ministro de Gobierno (Interior) de Bolivia, Eduardo del Castillo, en una rueda de prensa, considerando que ese documento expresa de manera desproporcionada y sin mantener las formas mínimas de análisis y rigor metodológico, la situación real de los cultivos de la hoja de coca y de las drogas en Bolivia.
Del Castillo ha recordado que “la hoja de coca no es cocaína”, diciendo que una buena parte de los cultivos de la planta se destina al consumo tradicional, principalmente a su masticado, que se conoce localmente como “pijcheo”, “acullico” o “boleo”, y que EE.UU. “estaría desconociendo” aquello.
Ayer el gobierno de EEUU, mediante la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca, publicó su informe anual sobre la situación de las drogas en la zona Andina. Al respecto, como Gobierno Nacional debemos aclarar lo siguiente: https://t.co/KjdSGPpv3Z pic.twitter.com/hH45xUeIYO
— Carlos Eduardo Del Castillo Del Carpio (@EDelCastilloDC) July 15, 2022
Por otro lado, el ministro boliviano ha rechazado otra parte del informe estadounidense que indica que los cultivos de hoja de coca bajaron durante la Administración de la expresidenta de facto Jeanine Áñez, denunciando que el informe de la ONDCP es un “panfleto” que solo busca mentir al pueblo boliviano y a la comunidad internacional.
Además, ha advertido de los intentos del Gobierno norteamericano de mantener su control geopolítico en América Latina y alertado que la finalidad de la “guerra contra las drogas” es una herramienta para “implantar bases militares” y “subordinar” a algunos países.
La hoja de coca está consagrada en la Constitución boliviana por sus usos tradicionales y medicinales. Además, el pueblo boliviano defiende la masticación de hojas de coca, a la que los pueblos indígenas le atribuyen poderes curativos.
Entretanto, el Gobierno de Estados Unidos acusa a Bolivia de no haber cumplido con sus compromisos contra el tráfico y la producción de sustancias ilícitas. Bolivia, a su vez, ha cuestionado el combate del narcotráfico de EE.UU. como una cortina de humo para justificar la invasión de otros países.
nkh/ctl/rba