El sábado, diversas ciudades de Myanmar fueron escenario de masivas protestas en apoyo a la líder de facto del país, Aung San Suu Kyi, quien fue detenida el 1 de febrero de 2021, acusada de haber cometido fraude electoral en los comicios legislativos de noviembre. La Liga Nacional para la Democracia (LND), partido de Suu Kyi, consideró el arresto como un “golpe de Estado”.
La Policía birmana no tardó en reaccionar y reprimió brutalmente a los manifestantes, dejando un saldo de 11 muertos y 19 heridos, según reportaron la misma jornada los medios locales.
Myanmar vive una incertidumbre posgolpe
Desde el primer día de febrero del año en curso, casi 54 personas han muerto en las movilizaciones realizadas en las ciudades de Mandalay, Taunggyi, y Hlaing de Rangún, según informó el 4 de marzo la enviada de la ONU a Myanmar, Christine Schraner Burgener, al reconocer que la cifra de bajas entre manifestantes podría ser considerablemente mayor.
Suu Kyi, fue aprehendida, junto a otros políticos, por supuesto fraude electoral en las elecciones del pasado noviembre, en las que ganó la LND por abrumadora mayoría.
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