“¿Qué quieren que haga? ¿Declarar la guerra a China? No puedo. Seríamos destruidos como nación”, ha dicho este domingo Duterte a los periodistas en una rueda de prensa antes de iniciar su visita a Myanmar y Tailandia.
El mandatario filipino, de este modo, ha reaccionado al proyecto chino de construir un banco protector en las islas Scarborough, cuya soberanía enfrenta a Filipinas y al gigante asiático.
¿Qué quieren que haga? ¿Declarar la guerra a China? No puedo. Seríamos destruidos como nación”, dice el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte.
Lo único que puede hacer Filipinas, ha anunciado Duterte, es pedir a Pakín que evite “las interferencias” con los guardacostas filipinos que patrullan por ese espacio marítimo.
Duterte, no obstante, ha advertido que si los chinos comienzan a aprovechar los recursos submarinos en dichas aguas en disputa y así “juegan con el derecho”, invocaría el fallo del arbitraje del 12 de julio de La Haya que niega la soberanía territorial de Pekín en el mar del Sur de China.
El Tribunal de La Haya resaltó que China ha violado los derechos soberanistas de Filipinas en la referida zona económica, interfiriendo en la “pesca filipina” y en la “explotación petrolífera”, además de construir islas artificiales y no prohibir a los pescadores chinos faenar en esta zona exclusiva.
Recordando que China es un socio económico prioritario para Filipinas, Duterte ha destacado este domingo el cambio estratégico de Manila sobre los lazos con el gigante asiático, después de que sus relaciones con EE.UU. se vieran afectadas.
En el marco de tal acercamiento a Pekín y el alejamiento de Washington, Filipinas ha decidido no permitir a EE.UU. utilizar el país como un trampolín para adelantar sus patrullas en el mar de China Meridional.
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